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Abellán se niega a dimitir como presidente del Ateneo

Un sector de la junta pide su marcha por aceptar un viaje de la Iglesia de la Cienciología

José Luis Abellán, presidente del Ateneo de Madrid, rechaza la exigencia de dimisión que le fue planteada hace una semana por siete de los once miembros de la junta directiva de la institución cultural madrileña. Ese sector solicitó entonces la "dimisión voluntaria" del catedrático, que preside esta institución, por segundo mandato consecutivo, desde junio del año 2001.

La exigencia de renuncia la fundamentaron en el deseo de los demandantes de "no aparecer como corresponsables del desgobierno del Ateneo". Abellán dice que él es responsable "ante el conjunto de los socios, a quienes competería decidir la renuncia, no únicamente ante un grupo de directivos". Y anuncia medidas de "autodefensa legal contra este acoso" que dice sufrir. Una junta general está convocada para el 30 de marzo, fecha en la que el sector crítico de su gestión intentará obtener de la asamblea el refrendo de la petición de renuncia.

La demanda de "dimisión voluntaria" -que Abellán rechaza- "forma parte del frenesí previo a la renovación anual de la mitad de la directiva", señala el catedrático madrileño. Según él, "los estatutos del Ateneo hacen que la campaña electoral se encuentre abierta prácticamente durante todo el año, por lo cual las ambiciones electorales se desatan sin pausa", subraya. En mayo será renovada parcialmente la directiva, pero no la presidencia.

En el origen de esta fricción se encuentra un episodio relativo a la Iglesia de la Cienciología, una institución que decidió instalarse en un edificio vecino a la sede del Ateneo, en la calle del Prado. En la inauguración de la sede de esta entidad, a la que asistió el actor estadounidense Tom Cruise, Abellán aceptó una invitación para asistir a una jornada informativa de esta iglesia en la ciudad de Bruselas. "Acepté por razones de educación y de buena vecindad, ya que se habían instalado en la manzana contigua del Ateneo", explica el presidente. Los organizadores de la jornada entregaron a la institución ateneísta madrileña una placa conmemorativa, que él dice que recogió "por cortesía". "Al regresar a Madrid, y visto el escándalo montado por una parte de la directiva, decidí devolver la placa. Y ahí terminó todo".

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