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Londres supedita a Utrecht la autodeterminación de Gibraltar

Moratinos invita al Reino Unido a hablar de la soberanía del Peñón

El ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, ha confirmado por escrito a su homólogo español, Miguel Ángel Moratinos, que la nueva Constitución de Gibraltar, aunque recoge el derecho de autodeterminación de los gibraltareños, lo supedita no sólo a "los otros derechos y principios de la Carta de Naciones Unidas", sino también al Tratado de Utrecht.

El borrador de la nueva Constitución gibraltareña fue acordado entre el Foreign Office y los partidos políticos gibraltareños el pasado día 17 en Londres. Con su carta a Moratinos, Straw pretende "clarificar" a Moratinos "algunos elementos claves del borrador". "Estos mismos elementos serán también incluidos en la Nota de Despacho que enviaré al Gobernador [de Gibraltar] el mismo día que el Decreto del Consejo sea otorgado", precisa Straw, en referencia a que la nueva Constitución debe ahora ser sometida a referéndum en Gibraltar y, si es ratificada, será entonces aprobada por el Gobierno británico. "La nueva Constitución establece una relación moderna entre Gibraltar y el Reino Unido", enfatiza Straw. "Esta Constitución", añade. "en modo alguno disminuye la soberanía británica sobre Gibraltar, y el Reino Unido mantendrá las relaciones exteriores y la plena defensa de Gibraltar".

El jefe del Foreign Office recuerda que "Gibraltar goza de los derechos individuales y colectivos reconocidos en la Carta de las Naciones Unidas", y añade: "El Gobierno de Su Majestad, por lo tanto, apoya el derecho de autodeterminación de la población de Gibraltar (...), excepto que en la medida en que, en opinión del Gobierno de Su Majestad, expuesta en el Parlamento y también públicamente en muchas ocasiones, el artículo X del Tratado de Utrecht concede a España el derecho de retrocesión en caso de que el Reino Unido renuncie a la soberanía". "La posición del Gobierno de Su Majestad", agrega Straw, "es que no hay límite alguno a ese derecho, excepto que la independencia sólo podría ser una opción para Gibraltar con el consentimiento de España".

El Gobierno español considera que las puntualizaciones de Straw colman las cautelas que España exigía para no convertir la nueva Constitución de Gibraltar en un conflicto diplomático.

En su respuesta, Moratinos, además de "agradecer" a Straw que confirme la primacía de Utrecht, le muestra su confianza en que, señala, "podamos, sin más dilación, continuar las negociaciones entre España y el Reino Unido". Negociaciones que enmarca, dice, "en el espíritu de nuestra Declaración conjunta de 27 de noviembre de 1984 para resolver, en cumplimiento del mandato de Naciones Unidas y escuchando los intereses y aspiraciones de la población, las cuestiones de soberanía relativas a Gibraltar". Según Moratinos, la nueva Constitución no modifica "la posición de España en la controversia sobre la soberanía" del istmo, el cual "no fue cedido junto con la ciudad de Gibraltar a la Corona Británica en virtud del Artículo X del Tratado de Utrecht, ni posteriormente".

Jack Straw (izquierda) y Miguel Ángel Moratinos.
Jack Straw (izquierda) y Miguel Ángel Moratinos.JORDI ROVIRALTA
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