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Entrevista:ANTÓNIO SIMÕES | Extremo del Benfica bicampeón de los años sesenta | Fútbol | Liga de Campeones

"El juego del Barça parece balonmano"

Corría 1957 cuando los directivos del Almada supieron que por las calles de esa ciudad, cercana a Lisboa, jugaban al fútbol dos hermanos que volvían loca a la gente. Poco después, doña Palmira, su madre, les autorizó a fichar por ese club. Eran Aníbal y António Simões. Aníbal rechazó la oferta para seguir estudiando, pero António, que tenía 14 años (Corroíos, 1943), empezó a entrenarse y a trabajar a la vez en una empresa de máquinas de escribir. Sólo tres después, el 3 de enero de 1960, debutaba con el Benfica contra Os Belenenses marcando un gol. Sus compañeros, que en 1961 ganaron al Barcelona (3-2) la Copa de Europa en la final de Berna, bautizaron a aquel zurdo cerrado, bajito y vertiginoso como Ratón Mickey y él respondió convirtiéndose en el mejor extremo izquierdo del continente con sólo 20 años.

"Hay menos figuras, pero son más importantes. Sólo un genio puede combatir los modelos represivos de la modernidad"
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Hasta 1975, Simões formó parte de aquel Benfica llamado El Glorioso y que, con Costa Pereira, Cavém, Cruz, José Augusto, Coluna, Águas, Torres y Eusebio, entre otros, ganó también el trofeo en 1962, en Amsterdam, con él en liza, al Madrid (5-3) y luego perdió tres finales más.

Simões jugó 46 partidos con la selección portuguesa, tercera en el Mundial de Inglaterra 66. Después emigró a Estados Unidos y, una vez colgadas las botas, salió elegido diputado independiente tras las primeras elecciones libres del Portugal post-salazarista.

Coprotagonista de aquella espléndida era del fútbol de "fantasía, arte e imaginación", Simões cree que el Barça rompe con la "uniformización" actual, que ve como "una cultura de negocio, no de juego".

Pregunta. Siente nostalgia de aquellos días?

Respuesta. La sociedad ha cambiado. En general, a mejor. El fútbol tiene mejores atletas y entrenadores con mejores condiciones...

P. Pero...

R. Pero el juego ya no es tan atractivo. Hay menos fantasía, menos arte. Se ha perdido creatividad. Incluso Brasil ha cambiado su modelo para mirar al resultado. Hay mucha más presión. La gente sabe que, si no gana, se va a la calle y eso ha limitado la creatividad del jugador salvaje, fuerte culturalmente, que ya no puede expresar su talento por los intereses corporativos de los clubes, no sólo deportivos sino sobre todo financieros.

P. Así que el fútbol de la era del espectáculo apenas lo da.

R. La cultura de empresa tiene esas cosas. Si el espectáculo tiene que dar beneficios a la fuerza, limitamos la capacidad de actuar de los jugadores. Eso provoca que la gran mayoría sean iguales: rigurosos y atléticos. Siguen la línea del tren y se olvidan de las curvas. Ahora ya no nacen jugadores, se hacen. Hay 25 muy buenos y 5.000 iguales, que cumplen lo que les dice el entrenador, pero son incapaces de dar un pase a 30 metros.

P. ¿Por eso destacan más los buenos?

R. No es difícil detectarlos. Ronaldinho, Messi... Son los que gustan a todo el mundo, los que dan espectáculo y ganan los oscars.

P. En su época serían fenómenos también.

R. Sí, pero ahora son más importantes. Antes había seis o siete jugadores por equipo capaces de dar espectáculo. Ahora buscas tres y no los encuentras. Ya no interesan. La cultura es otra. Eusebio metía entonces 40 goles al año, pero ahora sería aún más importante si marcase sólo 20. El gol es mucho más raro que entonces. Un gol, hoy, vale millones de euros.

P. Ustedes también jugaban para ganar.

R. Sí, pero el objetivo descarado era meter el gol inesperado, el menos calculado. Ahora los goles son cada vez más previsibles, más parecidos. Antes tratábamos de meterlos con la mayor fantasía.

P. Y ahora hablamos de los goles a balón parado como el gran hallazgo.

R. Claro, porque cada vez hay menos espacios y el juego aéreo es crucial. Todos los equipos buscan jugadores altos. Las medidas del campo son las mismas, pero el espacio se ha reducido a 60 metros. Si un equipo tiene el balón, el otro reduce el espacio a la mitad. Por eso las figuras son hoy más importantes que antes: sólo un genio puede combatir todos los modelos represivos que ha inventado la modernidad.

P. El Barça parece poder sin grandes problemas.

R. Se parece al Brasil de 1970 [campeón mundial en México con Jairzinho, Gerson, Tostão, Pelé y Rivelino]. Tiene ese gesto de equipo que le gusta el balón y ataca y se acerca al área con calma y sabe que tiene ocho o nueve jugadores enfrente, por detrás del balón, pero no le importa. Empieza a hacer circular el balón y parece que está jugando al balonmano. Circula de un lado a otro o en pases cortos, en uve doble, con los delanteros, hasta que encuentra un hueco para meterlo al extremo o una diagonal rápida al delantero centro. La seguridad en la posesión de la pelota es tan enorme, la técnica de Deco, Ronaldinho, Messi y Eto'o es tan depurada, que tiene uno la impresión de que pueden pasarse la vida entera con ella sin perderla.

António Simões.
António Simões.VOLKER WICIOK

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