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Entrevista:Norman Foster | ARQUITECTURA

"Asia ha usurpado a Europa el liderazgo mundial"

Anatxu Zabalbeascoa

Ha realizado algunos de los edificios más superlativos del planeta. El aeropuerto de Hong Kong se convirtió en el mayor cuando se concluyó hace cuatro años. En esa misma ciudad y en 1986, Foster consiguió otro récord al levantar el, entonces, edificio más caro del mundo, el banco de Hong Kong y Shanghai. Ahora, superando su propia marca, proyecta para Moscú el rascacielos más alto de Europa y levanta en Pekín el que, de nuevo, será el aeropuerto mayor de la Tierra.

PREGUNTA. ¿Cuál es el reto y cuál la lección de una arquitectura superlativa?

RESPUESTA. Por la razón que sea, la lección es que Asia tiene hoy la habilidad de pensar con mayor libertad y de asumir mayores riesgos. Tienen una actitud de la que hace muchos años, en otro siglo, se benefició Europa. Durante la revolución industrial Europa desarrolló la habilidad de tomar grandes decisiones que determinaron el continente. Tenían fuerza y hacían las cosas con convicción. Y eso contagia esa manera de hacer.

"Creo firmemente en la vida en las ciudades. La ciudad puede dar lo que no da una casa"
"El futuro de las ciudades pasa por la alta densidad. Aprenderemos a vivir de una manera más sostenible"

P. ¿Cree que ese liderazgo le corresponde hoy a Asia?

R. Quizá sea algo inevitable. Si observamos la manera en que los aeropuertos se han desarrollado -en Londres, por ejemplo- lo más importante que ha ocurrido en los últimos años ha sido la construcción de una nueva terminal, la 5. Se ha tardado más tiempo en sopesar la posibilidad de construir ese aeropuerto realizando consultas públicas que en diseñar, planificar y construir el aeropuerto de Pekín, que será el mayor del mundo. Si usted coge todas las terminales de Heathrow y le suma un 17% de espacio tendrá el tamaño del aeropuerto chino. Nos encargaron el proyecto al final de noviembre de 2003. En una semana teníamos un equipo de arquitectos en Pekín supervisando el contrato. En marzo pusimos la primera piedra. El proyecto se terminará en 2007.

P. ¿Europa está demasiado burocratizada?

R. Otro ejemplo. Las autoridades portuarias de Hong Kong aceptaron sin problemas que no tenía sentido tratar de ampliar de nuevo el antiguo aeropuerto. Ni siquiera el hecho de que no tuvieran un terreno para ubicar uno nuevo supuso un problema, o un retraso en el proyecto. Crearon la tierra. De la mañana a la noche se tomó la decisión de cambiar el aeropuerto de un lugar a otro. Hubiera tenido sentido reubicar Heathrow. No tiene ninguno sentido tener un aeropuerto cercado por la ciudad. Esa cercanía extrema sólo genera problemas: ruido, polución, inseguridad... Pero en Londres fueron incapaces de ver esas trabas.

P. ¿Y por qué cuesta tanto tomar esas decisiones?

R. Antes de hacer el tercer aeropuerto de Londres, Stansted, a finales de los ochenta, propuse desalojar Heathrow y reubicarlo en el este, conectado con un sistema rápido de transporte público. Lo rechazaron.

P. ¿Qué permite a Asia esa agilidad de decisiones?

R. En el Reino Unido se consulta todo. Y ésa es la manera de no hacer nada. Si hubiera preguntado a cualquier ciudadano sobre la oportunidad de desubicar Heathrow la respuesta hubiera sido unánime: mejor no tocarlo. De modo que el problema está en la propia pregunta. Hacer una arquitectura participativa es muy difícil, por eso deberíamos preguntarnos si las consultas que se dan en mi país son una noble tradición democrática o simplemente una charada burocrática.

P. Está diseñando rascacielos para varias ciudades. En Londres levantó el edificio Swiss Re, en Nueva York está terminando la torre Hearst (para la que ha recuperado la base decó de un antiguo edificio), y en Madrid construye, en los solares de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, la torre Repsol. ¿Cree que el futuro de las ciudades es vertical?

R. Creo que el futuro de las ciudades pasa por la alta densidad. Eso mejorará la vida urbana. Aprenderemos a vivir de una manera más sostenible. El crecimiento de las ciudades dejará de ser sólo hacia fuera, hacia los suburbios, que es el que conocemos hoy. Pero no debemos confundir alta densidad con altura en los edificios. Londres es una ciudad relativamente densa y la mayor parte no tiene mucha altura. Además, las zonas más valoradas, las que mayor número de personas elegiría para vivir son también las más pobladas: Notting Hill o Chelsea.

P. ¿Qué aporta la densidad?

R. Los políticos tienen una gran responsabilidad. Hoy la gente se muda al extrarradio convencida de que en una casita lejos del centro va a gozar de unos beneficios que la ciudad no puede ofrecerle. Pero yo no lo veo así. Creo que la vida de quienes se trasladan medio día se empobrece, que se distancian de lo cívico. Creo que existe un modelo urbano que ofrece un estilo de vida deseable y que interesa tanto a las ciudades como a los ciudadanos.

P. ¿Hay un límite en el número de rascacielos que puede admitir una ciudad?

R. La mayoría de las ciudades están reguladas por códigos constructivos. Si coge una ciudad como Nueva York, con normas sobre retranqueos y demás, también hay una refrescante ausencia de control estético. La falta de control no resulta necesariamente en una ciudad fea. De hecho ese tipo de ciudades es donde se han construido los edificios más emblemáticos de nuestro tiempo. En Nueva York, por ejemplo, la convivencia entre el Empire State, el edificio Chrysler o el Seagram no se da porque una "policía del gusto" lo haya decidido. Creo que ahí hay una lección.

P. Con el banco de Hong Kong y Shanghai usted puso en práctica el concepto de oficina social, que velaba por la salud y la comodidad de los empleados. ¿Qué ha hecho para mejorar la vivienda?

R. Hace muchos años cuestioné el lugar de trabajo. Creía firmemente en la buena salud y motivación de los empleados a través de la arquitectura. Siempre he pensado lo mismo del hogar. Una casa bien pensada puede cambiar radicalmente la vida de sus ocupantes. Ése es mi próximo reto y lo voy a abordar desde un punto de vista holístico, total, que abarque tanto vivienda como ciudad. Creo firmemente en la vida en las ciudades. La ciudad puede dar lo que no da una casa. Me motiva la idea de repensar la casa desde el replanteamiento de las ciudades.

El arquitecto Norman Foster, en una reciente visita a España
El arquitecto Norman Foster, en una reciente visita a EspañaEFE
La torre Hearst en Nueva York.
La torre Hearst en Nueva York.MICHAEL FICETO

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