Esperanza vasca
Prudencia. Es la palabra impuesta tras el anuncio de ETA. Zapatero ha evitado toda clase de triunfalismos. (...) El presidente español tiene en mente el precedente irlandés, el acuerdo conocido como de Viernes Santo, que en 1998 permitió finalmente integrar en la vía política a los nacionalistas y el desarme de la organización terrorista. Sabe que el proceso en el Reino Unido ha sido lento, alternando avances y retrocesos, acuerdos y rupturas. Sin duda, lo mismo ocurrirá entre el Gobierno español y ETA.
Los objetivos de los nacionalistas vascos (...) son en principio incompatibles con la oposición de Madrid a la independencia vasca y con la concepción unitaria del Estado francés. (...)
Si el proceso llega a su término, el presidente del Gobierno español podrá enorgullecerse de haber conseguido conciliar el rechazo a ceder ante la violencia y la apertura de un diálogo político. Sin el primero, la lucha antiterrorista es un fracaso. Sin la segunda, erradicar el terrorismo es una quimera. La lección excede el caso de España. Por eso, Zapatero debe contar con el apoyo vigilante de Francia.
París, 24 de marzo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.