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Crónica:CONTRASEÑA | Xavier Güell López
Crónica
Texto informativo con interpretación

Maldita música

Éste es un viaje de ida y vuelta: Barcelona-Madrid-Barcelona. La historia de un explorador de sonidos malditos: música contemporánea -¡horror!- no comercial (o sea, Stockhausen, nada de U2). Hace 15 años el director de orquesta barcelonés Xavier Güell llevó las vanguardias musicales al páramo madrileño. Allí encontró al público excéntrico y vanguardista que la Barcelona posolímpica ignoró cerrando sus oídos a "la música de esta época". ¿Madrid ciudad de vanguardias? ¿El mundo al revés? Ahora, en viaje de vuelta, Güell, convertido en productor y promotor de experiencias auditivas, ha traído a Barcelona -con el éxito madrileño como aval- una revolucionaria serie de seis conciertos acogidos en La Pedrera por Caixa de Cataluña. Con éxito, por cierto. Ya podemos presumir, con hechos, de estar en lo más.

Vanguardias=minorías, claro. "La música contemporánea culmina la creación de nuestro tiempo. Es ecléctica, variada, emocionante, reflexiva: sus sonidos reflejan el mundo en que vivimos". ¿Incomprensible? "¿Qué transmite un cuadro de Rothko? ¿Por qué no probamos lo mismo con la música?", dice. Se entusiasma, gesticula, recita una serie de nombres desconocidos -sus favoritos: Lachenmann, Sciarrino, Feldman, Ligeti...- puntualiza: "La música es el lenguaje de los dioses". ¿Placer universal? "La música va más allá del placer: el oído es generoso si lo educas y lo trabajas". Ésta es la cuestión: saber oír es saber percibir. Y ésta es su experiencia: cuanto más escucha a sus contemporáneos más le interesan y más le indigna el desconocimiento. "¿Qué sabemos de Robert Gerhard, uno de los mayores compositores catalanes del siglo XX, a la altura de Falla y Schönberg, su maestro?". Nada. Que Gerhard se escuche aquí no sólo es hacer justicia al vanguardismo real de aquel barcelonés que murió en Cambridge, sino descubrir intérpretes -también barceloneses- jóvenes: oídos y dedos envidiables, desconocidos músicos en una Barcelona complacida en su autoburocracia cultural.

"Crear público es lo que ahora me interesa en esta etapa". Para él, que pone al mecenas -hoy lo llamamos sponsor- ante necesidades ineludibles, promover la música contemporánea es otra vertiente de la creación artística: "Muchos mecenas son perezosos y no dan a la sociedad lo que han recibido de ella", señala.

Tataranieto del primer conde de Güell y de Antonio López, primer marqués de Comillas, 50 años, hijo del diputado centrista Carlos Güell de Sentmenat, agradece a sus padres que le apoyaran cuando, muy joven, les manifestó su deseo de dedicarse plenamente a la música. A los 19 años ya dirigía un concierto con Montserrat Caballé como estrella. Estudió en Roma, Venecia, Boston, con gente como Celibidache y Leonard Bernstein, "de él aprendí a eliminar los compartimentos musicales", las etiquetas. "Es difícil que estas personalidades no te influencien. Me formo a la manera clásica. Yo veía mi carrera poco clara. Paso a paso vas aprendiendo lo que te interesa, siempre con la sensación de llegar tarde a la música". Dirige orquestas imponentes como la filarmónica de Londres, a intérpretes como Rampal, viaja por todo el mundo y vuelve a Barcelona donde funda Solistes de Catalunya y dirige una ambiciosa Mozartiana en el Palau de la Música entre 1986 y 1991.

"España es un país con poca formación musical", él trabaja duro pero es un outsider. Sus apellidos le marcan en Barcelona, tiene una crisis personal, se va a Madrid: "Allí me siento mucho mejor porque sólo se me juzga por lo que hago" y no le rodea el prejuicio -niño rico que quiere hacer música- del que ha huido toda su vida: "Yo he vivido siempre de mi trabajo como músico". Sabe lo que es venirse a menos. "Mi familia es conocida sobre todo por haber descubierto y alentado a Gaudí", eso es lo que importa. ¿El dinero? ¿El tráfico de esclavos? "¿Cuál es el origen habitual de las grandes fortunas? Se produjo el desastre de Cuba y de Filipinas... pero también trabajaron duro". Se define como liberal de izquierdas: "no doctrinario". Le preocupa "un mundo con muchos medios que no se aplican a solucionar lo básico de lo humano".

En Madrid, ha ganado su batalla por la música contemporánea: ha formado una orquesta y un público fiel a la maldita música contemporánea. Ya no dirige. Emplea su energía creativa en "materializar ideas, sonidos, emociones: ésta es mi lucha".

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m.riviere17@yahoo.es

PERFIL

Productor musical y director de orquesta, este barcelonés de 50 años, ha traído a Barcelona lo que ha sido un éxito en Madrid: conciertos de música contemporánea. ¿Una música difícil? "El oído es generoso si se educa y se trabaja. La música de hoy es el retrato de esta época".

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