Sed y egoísmo energético
Joaquín Estefanía, en su artículo El egoísmo energético, señala, acertadamente, que la energía se ha convertido en el problema estratégico por excelencia del siglo que hemos iniciado, y también al apuntar el dilema energético-climático al que habremos de enfrentarnos en las próximas décadas. La próxima llegada al pico de producción mundial de petróleo que insinúa en su artículo es el problema más inmediato, y el del cambio climático, una seria amenaza a medio plazo.
Sin embargo, no parece correcto afirmar que "los ciudadanos más sedientos de crudo provendrán de los países emergentes, China sobre todo", como si ése fuera el problema fundamental. Si tenemos en cuenta que, en media, un ciudadano estadounidense consume 25 barriles de petróleo al año, un europeo 11 barriles/año, mientras que un chino no llega a los 2 barriles/año y un ciudadano indio apenas llega a un barril per cápita, parecería que nuestra sed de crudo es muy superior a la de los países emergentes, y parecería, por ello, que la responsabilidad de limitar el consumo de petróleo descansa, sobre todo, en los países desarrollados, máxime si tenemos en cuenta que más del 80% del exceso de dióxido de carbono atmosférico lo hemos generado en el proceso de nuestro desarrollo industrial.
Por ello, su última frase es de lo más apropiada, ya que lo fundamental es "convencer a la opinión pública de que existe un factor de estrangulamiento de las condiciones de vida adquiridas". Lástima que no haya sido más explícito en este extremo. Esperemos que nos lo explique con algo más de detalle en artículos sucesivos, porque ése es el verdadero meollo del asunto y no tanto la sed de crudo de otros.
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