"Un inmigrante puede ser nacionalista catalán"
Mohammed Chaib (Tánger, Marruecos, 1962) se lo pensó dos veces antes de entrar en política. "Trabajaba de farmacéutico en una multinacional suiza y no fue fácil decidirse", afirma. Al final, le convencieron dos amigos del PSC. "El propio Maragall me lo pidió", cuenta. Es el primer diputado musulmán que hay en España, pero él le quita hierro al asunto. "Si sirve para dar una imagen de normalidad, estupendo. La gente tiene que acostumbrarse a que los políticos se llamen José Luis o Mohammed".
Más de 500.000 marroquíes viven en estos momentos en España, lo que los convierte en la mayor comunidad inmigrante en nuestro país, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Apenas un 10% de ellos tienen nacionalidad española y por consiguiente derecho a votar en las municipales. "Hay que agilizar los trámites. No puede ser que un marroquí tenga que pasar diez años de residencia ininterrumpida, más otros tres de trámites de media para recibir la nacionalidad". Chaib cree que un inmigrante puede ser nacionalista catalán, vasco o gallego, y le gustaría que los extranjeros también votasen en las autonómicas. "No se puede pedir al inmigrante que se integre si al mismo tiempo le insinuamos que es un ciudadano de segunda; que paga impuestos, pero no vota; que tiene deberes, pero no derechos", explica.
Chaib tiene una fórmula para convertir al inmigrante en ciudadano: "El que viene, tiene que saber que no llega a un sitio vacío, sino a un lugar con una cultura, y el que acoge no debe asustarse si los inmigrantes participan en la vida política, porque lo que piden no es nada del otro mundo".
Kamal Rahmouni, presidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), dice estar "muy orgulloso" de tener a un diputado de origen marroquí, pero mide su entusiasmo. "Es buen síntoma y debe generalizarse, pero esperemos a ver si los partidos tienen en cuenta nuestros problemas o es sólo una maniobra para captar votos". Rahmouni desea que el sufragio inmigrante se convierta pronto en "algo normal, que no escandalice a nadie" y contribuya a la integración. Rechaza la formación de partidos sólo de inmigrantes: "Se trata de integrar, no de disgregar".
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