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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un mago de la emoción

Cuando termina una ópera de Puccini la gente saca los pañuelos, pero no para pedir ninguna oreja sino para secarse esa última lágrima que aflora en el peor momento, justo cuando puede ser vista por el vecino de localidad. Y eso a pesar de que lo que diferencia a Puccini en tal asunto es que juega limpio, que nadie puede decir que use otro método que el de una música de primera clase y una admirable sabiduría escénica, justamente lo contrario de lo que sucede demasiadas veces en el repertorio verista, ese que, en el fondo, poco tiene que ver con él pero con el que, no sin cierta mala intención, le han querido relacionar sus -pocos, es cierto- detractores.

En La bohème, con tales

medios, la historia del poeta Rodolfo y su vecina Mimí, en cuyos pulmones ya ha anidado la tuberculosis cuando se conocen en la buhardilla que aquél comparte con sus amigos, se hace creíble y cercana pero, sobre todo, se eleva a la categoría de obra de arte que es la que, al margen de cualquier otra consideración, cabe aplicarle a la ópera del maestro nacido en Lucca en 1858 y muerto en Bruselas en 1924, cuyas notas, como recuerda Stravinski, cantó Diaghilev en su lecho de muerte. También por su tratamiento de la otra pareja de enamorados, la que forman Marcello y Musetta, siempre peleados, más partidarios de un amor arriesgado y temperamental que consolador y condescendiente como es el de los protagonistas, hechizados el uno por el otro desde el primer momento. Si no es así la vida, que venga Dios y lo vea.

El Teatro Real repone La bohème a partir del día 17 ofreciendo 16 funciones -13 de ellas fuera de abono y 8 con importantes descuentos en el precio de las localidades- hasta el 6 de abril. Se trata de la producción de Giancarlo del Monaco, estrenada en el coliseo madrileño en 1998 y que obtuvo entonces un enorme éxito de público. Un montaje espectacular, con un segundo acto tan excesivo en su enorme cantidad de adherencias escénicas -malabaristas, zancudos, titiriteros, lanzafuegos y funambulistas- que se hace difícil distinguir a los cantantes en la balumba general. Estupenda para el recién llegado y agobiante para el conocedor. Hay cambios sustanciales con respecto al reparto de la primera vez y, entre los roles principales, sólo Aquiles Machado repite su Rodolfo, alternando esta vez con Roberto Aronica. Habrá tres Mimís bien diferentes: Norah Amsellem -la inolvidable Violeta en La traviata-, Inva Mula y Ángeles Blancas. Para el papel de Musetta alternarán Maya Dashu y Laura Giordano, mientras Marcello serán Manuel Lanza y Fabio Maria Capitanucci. Caben, pues, distintas opciones, pero todas tienen su interés y lo que se pierda en algún papel bien podrá ganarse en otro.

Asunto importante es también la presencia de Jesús López Cobos en el foso en lugar del práctico pero poco inspirado Silvio Varviso, que lo ocupó hace siete temporadas. El maestro toresano hará seguramente una versión más interiorizada a pesar de que nunca pierde su gusto por lo analítico y se beneficiará de una Orquesta Sinfónica de Madrid en muy buen momento de forma. Alternará con él David Giménez, un joven director en alza, sobrino del tenor José Carreras y discípulo de Colin Davis, que tendrá la oportunidad de demostrar sus progresos.

Ángeles Blancas (Musetta), que en la producción actual de 'La bohème' debutará como Mimí.
Ángeles Blancas (Musetta), que en la producción actual de 'La bohème' debutará como Mimí.JAVIER DEL REAL

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