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Crónica:BALONCESTO | Tau-Pamesa, final de la Copa del Rey (La 2, 19.00)
Crónica
Texto informativo con interpretación

Con plena autoridad

El Tau ofrece una demostración de poderío ante un Madrid carente esta vez del 'efecto Bullock'

Esta vez no hubo milagro, ni reacción asombrosa, ni sorpresa inesperada. El Tau cumplió con la lógica y en una demostración de su gran poderío colectivo, acabó despertando al Madrid del sueño que empezó a atisbar con su imprevista victoria ante el Barça. Pero el Tau es otra cosa. Por resumir, un pedazo de equipo. Cuenta con una plantilla muy bien diseñada, plena de recursos y con unos hábitos de comportamiento extremadamente profesionales, promovidos y vigilados por la institución a lo largo de estos últimos años, y que todo unido le convierten en un enemigo difícilmente accesible. Rara vez pierden la concentración, su intensidad defensiva puede ser constante debido al elevado numero de jugadores útiles y en ataque casi todos pueden hacer puntos. Esto último, por ejemplo, les separa del Madrid, donde un par de jugadores monopolizan esta función. Ahora que las defensas son casi de kung-fu, contar con tal cantidad de posibilidades dificulta enormemente la tarea de los adversarios y desactiva de alguna forma el arma principal de muchos equipos.

REAL MADRID 75 - TAU VITORIA 87

Real Madrid: Sonko, Rakocevic (13), Tomas (5), Hamilton (12), F. Reyes (7) -cinco inicial-; Fisher (8), Héctor García, Gelabale (4), Hernández-Sonseca (9), Hervelle (4) y Bullock (13).

Tau Vitoria: Prigioni (5), Splitter (6), Jacobsen (2), Hansen (12), Scola (20) -cinco inicial-; Vidal, Ukic (5), Erdogan (22), David (15).

Árbitros: Mitjana, Pérez-Pérez y Conde. Excluyeron a Sonko, F. Reyes, Rakocevic y Hansen.

Unos 13.500 espectadores en el Palacio de los deportes de Madrid

1º CUARTO 15-19

2º CUARTO 21-27

3º CUARTO 16-23

4º CUARTO 23-18

Atacaba el Tau y el balón llegaba a Scola. Detrás de él, Felipe Reyes. Sus citas son ya algo personal
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Pese a la dificultad de la tarea, el Madrid lo intentó con su habitual energía pero esta vez se encontró con un equipo que, a diferencia de lo que ocurrió con el Barça, no le permitió encontrar una rendija por donde ver una luz que le diese algo de esperanza. Tampoco pudo contar con los beneficios del efecto Bullock, pues el americano no tuvo trascendencia, limitado por sus problemas físicos, acrecentados por el esfuerzo del día anterior. Así las cosas, el Tau no sufrió en exceso su paso a la final, a la que llegará como una locomotora, después de liquidar a uno de sus enemigos irreconciliables.

Desde la primera jugada, el partido discurrió casi siempre en una misma dirección. Atacaba el Tau y el balón llegó a Scola. Detrás de él, Felipe Reyes. Uno de los enfrentamientos estelares del encuentro, pues ambos han convertido sus encuentros en algo personal. Durante la final de la temporada pasada, Reyes consiguió sacar de quicio a Scola, que llamado a ser una de las estrellas del playoff terminó siendo una de sus mayores decepciones. Y eso, para un jugador como el argentino, que lleva la competición en la sangre, no se olvida. Esta vez y ya desde la jugada inicial, Scola se llevó la mejor parte. En esa primera acción, el talento argentino sacó a pasear su característico juego de pies de espaldas al aro, una rara avis en los tiempos del músculo, metió la primera canasta y de paso mandó un mensaje claro de la disposición personal. De lo colectivo se encargó Prigioni. El base argentino cuenta con una gran ascendencia sobre sus compañeros, a los que maneja con tremenda precisión. Su implicación emocional en los partidos es máxima. Dirige, anima, es maestro en el dos contra dos y no duda en buscar el lanzamiento si su primera opción, la asistencia, no es viable. Por si no fuera suficiente, es de los más listos de la clase, como demostró con un par de robos de cartera en saques de fondo del Madrid, más producto de la pillería que de las piernas. Con Prigioni como vértice y Scola como fin de recorrido, el Tau empezó a construir su victoria desde el principio, lo que obligó a Maljkovic a buscar a Bullock en su banquillo (7-15, minuto 8). Pero esperar de un jugador lesionado que en 24 horas salve dos partidos con la dureza física con la que se practica hoy este deporte, es pedir demasiado. El norteamericano aguanto como pudo y hasta logró 13 puntos, que resultan admirables, pero quedó inutilizado antes del final del tercer cuarto.

El partido lo rompió Erdogan, uno de los mejores ejemplos de los recursos que cuenta Perasovic en su banquillo. Estamos ante uno de esos tiradores demoledores que cuando cogen la racha, se llevan todo por delante. De alguna manera esta capacidad le conecta con el quehacer de Macijauskas en los años anteriores. Apareció en escena al final del primer cuarto y no paró de destrozar a la defensa madridista hasta que su quinto triple dejó el encuentro para el arrastre (45-64, minuto 8 del tercer cuarto). Aun con lo que estaba cayendo, resultó conmovedora la reacción del Madrid. Diecinueve puntos abajo, Bullock retirado, Rakocevic y Felipe Reyes eliminados por faltas, y con un quinteto inusitado formado por jugadores secundarios consiguieron sembrar una última duda (66-73, cinco minutos por jugar). Seguro que a algún aficionado vitoriano le vino a la cabeza el increíble final de la liga anterior. Pero esta vez era pedir demasiado. El Tau no se descompuso y buscó en su variado arsenal alguna solución. Le tocó a Hansen y la remató Splitter, que aun más flojo que otros días tuvo tiempo para un par de acciones de categoría. Suficientes para sellar una victoria incuestionable que le coloca a las puertas de un nuevo título.

Un mate de Scola ante la impotencia de Geladale.
Un mate de Scola ante la impotencia de Geladale.CLAUDIO ÁLVAREZ

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