En la viñeta del Señor

Como occidental que soy, me rompe el corazón que ciertos intolerantes se hayan enfadado al conocer la noticia. Ahora resulta que algunas de las viñetas ofensivas sobre Mahoma, que tantas protestas -y algunos muertos- han generado, nunca fueron publicadas por el diario danés Jyllands-Posten. La cosa ha ido como sigue. Mucho tiempo después de la publicación de las viñetas verdaderas, diversos dirigentes musulmanes elaboraron un informe de 43 páginas sobre el asunto, y en ese informe incluyeron unos dibujos falsos. Estos dibujos, por cierto, son bastante imaginativos y calenturientos, así que tengo una gran curiosidad por conocer al autor. (Entre ellos, por ejemplo, destaca el de un perro violando a un musulmán que reza). Con el informe bajo la túnica, los dirigentes musulmanes iniciaron una gira mundial por embajadas y programas televisivos, con excelentes resultados. Por ejemplo, después de una entrevista en la BBC en la que se atribuyeron los dibujos falsos al diario danés, hubo una gran noche de altercados en Gaza. Todo un triunfo, vamos. Y después de todo esto, Ahmed Akkari, impulsor del informe y portavoz de la Sociedad de la Fe Islámica, ha tenido que reconocer que sí, que había dibujos falsos.

Pero a mí me parece muy bien. Hay que respetar las costumbres de los demás. Y respetar las costumbres de los demás incluye respetar que un imán se invente unas viñetas falsas sobre Mahoma. Por eso, aplaudo sin reservas los artículos aparecidos estos días en los periódicos en los que se nos pide respeto y comprensión para los pobres ofendidos. Desde luego, tienen mi apoyo. Y hasta me siento comprensiva con esos otros, los que han contraatacado publicando viñetas del Holocausto. Me parto. Además, entiendo perfectamente que hayan tenido que recurrir al Holocausto, porque si hubiesen publicado viñetas de Jesucristo, que sería lo equivalente, no habría pasado nada. Aquí hace años que se puede hacer burla de la religión sin que te lapiden o te quemen la embajada. Tal vez por eso, cuando los talibanes dinamitaron estatuas de Buda en Afganistán, no leímos artículos pidiendo respeto por la religión de los demás.

La cuestión es que Ahmed Akkari incluyó las viñetas falsas en el informe con buena intención (no puedo pensar que las incluyese por desconocimiento. Sería un poco irresponsable por su parte no comprobar la cuestión por la que protestaba). Y lo que importa es que esas viñetas -las falsas, las que no se publicaron en el periódico alemán, pero sí en el informe- son ofensivas. Si las viñetas verdaderas son ofensivas, también lo son las falsas. De manera que todos los que se han ofendido con el director del Posten por las viñetas verdaderas también deben ofenderse con los autores del informe por las falsas. Y del mismo modo que el director del Posten ha tenido que pedir perdón, también tiene que pedir perdón el autor del informe. Pero el autor del informe es Amhed Akkari.

Por lo tanto, viendo su gran coherencia, sé que en los próximos días irá a la televisión y se denunciará a sí mismo con la valentía que le caracteriza. Pedirá su propia dimisión. Pedirá la ayuda de todos los que se han dedicado a incendiar unas cuantas embajaditas de nada para encontrar a los autores de las viñetas apócrifas. Si ese autor no sale, pedirá que se boicoteen los productos musulmanes, porque no hace falta ser un lince para pensar que el autor de las viñetas falsas es musulmán. Llamará a la calma a los fieles, pero con ese gesto pillín que en el fondo te está diciendo: "Quémame". Si Amhed Akkari es coherente, a estas horas está dictando una fetua contra sí mismo.

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