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Crítica:CANTO | Cecilia Bartoli
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pura pasión

La mezzosoprano romana Cecilia Bartoli comenzó anteayer en Valladolid una gira de seis conciertos por España, que en los próximos días le llevará a Madrid, Valencia, Barcelona y Pamplona, para cerrar su periplo el próximo 28 de febrero en Bilbao. Es un acontecimiento, y no solamente por el tiempo transcurrido desde sus últimas actuaciones en nuestro país, sino especialmente porque la cantante se encuentra en un gran momento de madurez vocal, en lo que se podría denominar su plenitud artística.

Después de su dedicación a Vivaldi, Gluck, Händel o Salieri, la cantante articula su programa alrededor de Scarlatti, Caldara y Händel, con el título genérico Ópera prohibida, que responde por otra parte a su último trabajo discográfico. A Valladolid se desplazaron gran número de aficionados madrileños, gallegos o vascos, algunos por los precios de las entradas, la mitad o menos que los que imperan en Madrid o Barcelona, otros simplemente por la urgencia de escuchar a la gran artista lo más pronto posible.

Grandes Voces en Castilla y León

Cecilia Bartoli (mezzosoprano). Opera proibita. Con Freiburger Barockorchester. Concertino-directora: Petra Müllejans. Obras de Scarlatti, Caldara y Händel. Teatro Calderón. Valladolid, 14 de febrero.

La actuación de Bartoli fue sencillamente sensacional. Transmite con su presencia escénica y su manera de cantar una alegría de vivir indescriptible. Su técnica es portentosa, pero la pirotecnia en el desarrollo de las coloraturas y virtuosismos es únicamente una anécdota. Lo que prevalece por encima de cualquier otra consideración es su capacidad de emocionar, de estremecer. Bartoli hace música con su voz, pero también con las vibraciones de su cuerpo, con su tendencia desde el movimiento a la dirección orquestal, con sus silencios, con su sonrisa, con su simpatía desbordante. Es capaz de contagiar un auténtico fervor a través de sus interpretaciones de músicos casi desconocidos como Caldara, y en autores como Händel puede llegar a enloquecer.

Vestida de verde esmeralda con el mismo traje largo que vistió en la fiesta de cumpleaños de Mozart en Salzburgo el pasado 27 de enero, dirigida por Riccardo Muti, Cecilia Bartoli provocó en Valladolid una explosión incontenible de júbilo colectivo. El público gritó de entusiasmo, o pataleó, o caminó aturdido hacia el escenario, o se quedó inmovilizado, o..., como pocas veces se ve en un teatro de ópera. El éxito fue clamoroso. En fin, el canto. Qué gran pasión si se hace así.

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