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Reportaje:

La larga marcha de Doctor Divago

El grupo de rock valenciano publica su disco más combativo, 'Revuelta elemental'

Los componentes de Doctor Divago aseguran que, desde que en 1989 se firmó su partida de nacimiento en Valencia, jamás han pensado en la disolución. Momentos de debilidad y dudas sí ha habido, pero poco más. Así, contra viento y marea, a pasos más bien cortos, han llegado hasta el séptimo álbum, Revuelta elemental. La cosa tiene su mérito. "Es verdad. Sobre todo para un grupo que, como es nuestro caso, jamás ha contado con el favor de la industria y que, aun así, no ha dejado de actuar y sacar discos con cierta regularidad", dice el cantante, guitarrista y compositor Manolo Bertrán, al que acompañan desde el principio Antonio H. Chumillas (armónica) y Asensio Ros (batería). El bajista Edu Cerdá y el guitarrista David Vie completan la actual formación, que ha sufrido numerosos cambios. Sus tres primeros álbumes (Regalos vivos, Danzas de moda y El loco del chándal), por ejemplo, fueron publicados por otros tantos sellos discográficos. En el año 2000 encontraron cierta estabilidad al fichar con Criminal Records, que puso en circulación sus tres siguientes trabajos: El cuarto trastero, el recopilatorio Versión 5.0 y Un minuto antes de la realidad. Acto seguido, la compañía independiente valenciana desapareció sin dejar rastro. "Enviamos varias canciones a más de una veintena de sellos. Recibimos un par de ofertas y, al final, nos decantamos por Saimel. La decisión puede sonar rara, porque se trata de una discográfica local especializada en publicar bandas sonoras, pero, además de garantizarnos una buena distribución, nos parecieron muy profesionales", explica Bertrán.

Así las cosas, no resulta excesivamente extraño el tono combativo y, a ratos, amargo -aunque "esperanzado", añaden ellos- que tiñe su Revuelta elemental. Desde el mismo título y el diseño del álbum -firmado por Chumillas e inspirado en los carteles propagandísticos del ilustrador valenciano Josep Renau- hasta los textos de canciones como Todas las lágrimas, Tengo amigos... o Los tontos buenos tiempos. Esta última, por cierto, abre el álbum con un brindis por los "amigos que se marcharon sin dejar su dirección", en alusión directa al responsable de su anterior casa de discos. Otras piezas giran en torno a la infancia, los sueños o la desesperación, temas recurrentes en el cancionero de Manolo Bertrán y que, en sus propias palabras, apuntan "a las tempestades internas del ser humano".

También por el camino han ido puliendo su estilo hasta llegar a lo que sus fieles definen como el "sonido Divago" y cuya mejor muestra se puede encontrar, según el cantante, en los dos últimos elepés de la banda. "Ahí están nuestras mejores canciones. Más que nada porque cada nuevo disco de Doctor Divago es un perfeccionamiento del anterior", dice. De sus más recientes composiciones, resulta inevitable detenerse en La mala herencia. La registraron con la colaboración especial de Víctor Ortiz, cantante del mítico grupo de rock Los Huracanes, y no desentona nada en el conjunto del álbum. "Es el tema más sesentero de nuestro repertorio, muy en la línea de lo que hacían Lone Star, aunque, en realidad, me parece que nuestras canciones cada vez tienen un formato más clásico", reconoce Manolo Bertrán.

Tras la grabación de Revuelta elemental con el productor Dani Cardona -un proceso "muy relajado, porque machacamos las canciones en el local de ensayo y entramos en el estudio con todo el trabajo prácticamente hecho"-, les toca ahora defender el álbum sobre el escenario. En Valencia no lo harán hasta mediados de mayo, pero hasta entonces ya tienen confirmadas alrededor de una docena de fechas que ya se pueden consultar en su web: www.doctordivago.com.

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