Tomaz Pandur cuenta la guerra yugoslava a través de Dostoievski

Cien minutos es el montaje más emblemático de Tomaz Pandur. El espectáculo, de una fuerza visual excepcional, cuenta los horrores y la crueldad del conflicto de los Balcanes desde la mirada de un ex yugoslavo. Para ello, Pandur ha partido de Los hermanos Karamazov, de Dostoievski, y ha creado su elogiada propuesta escénica con su compañía, con la que hoy estrena en el Centro Cultural de la Villa de Madrid (hasta el día 19).

Cien minutos, montaje que se ha visto en las últimas semanas en otras ciudades españolas, es una producción del Festival de Ljubljana que cuenta con un reparto en el que intervienen ocho actores de diferentes nacionalidades que se expresan en croata, serbio, esloveno, romaní, francés, inglés y alemán. Para entenderles habrá sobretítulos. Entre ellos figura la actriz Sonja Vukicevic, una leyenda del teatro esloveno que ayer calificó el espectáculo de "debate filosófico entre Pandur y Dostoievski".

"El que sea en varios idiomas procede de Dostoievski, no hay que olvidar que los Karamazov se reencuentran tras lustros sin verse y no se entienden ni se quieren, son extranjeros entre sí", señala Pandur, quien no oculta que este aspecto de la obra le venía bien para su manera de trabajar. "Siempre busco un lenguaje universal que sea más fuerte y poderoso que la palabra".

Para Pandur, los hermanos Karamazov y su padre representan las naciones despedazadas tras la muerte de Tito. "La novela habla de una familia destruida, no desde el exterior, sino desde dentro, era el terreno ideal para contar nuestra experiencia, cómo nos encontramos en mitad del mundo sin saber dónde estamos, perdidos entre la realidad y nuestros sueños".

Con esta producción, Pandur dice haber recuperado la fe en el teatro. "Hemos experimentado el increíble poder que tiene el teatro en estos tiempos, un teatro, como el nuestro, que responde al impulso de acción-reacción". El director recurre a una frase de Dostoievski para tratar de explicar que el autor ruso está más vivo que nunca: "Creo en Dios, pero no puedo aceptar el mundo que ha creado". Pandur insiste en que ante la inexistencia de Dios todo está permitido: "Dostoievski da carta blanca a sus héroes para las peores cosas imaginables y me ha interesado buscar algo de luz en esa oscuridad y explorar los aspectos más oscuros del alma humana..., eso es lo que ha servido de base para nuestra investigación teatral".

Pandur se dio a conocer en España en 1990 con Sheherezada (su personal versión de Las mil y una noches). La temporada pasada montó Infierno con el Centro Dramático Nacional. Dentro de unos meses estrenará con la Compañía Nacional de Danza, de Nacho Duato, Alas del deseo, una fusión de coreografías con estética panduriana inspirada en la película Cielo sobre Berlín, de Wim Wenders.