... y miedo a la islamofobia en Bruselas
Son europeos y musulmanes, suman cerca de 23 millones y viven como una gran traición el apoyo de la prensa europea al diario danés que publicó las caricaturas del profeta, en una de las cuales se le representaba con una bomba por turbante. Respetan y alaban la libertad de expresión, pero consideran que está sujeta a límites que en esta ocasión han sido franqueados. "Hay quien quiere hacer de esto un choque de civilizaciones, pero nosotros somos europeos, occidentales y musulmanes. Y nos preocupa que se haya traspasado la línea roja tanto publicando esas viñetas como quemando embajadas". La opinión de Yassin Beyens, dirigente hasta 2004 del Ejecutivo Musulmán Belga, órgano encargado de mediar con las autoridades del país, es compartida por muchos de los que viven en Europa y van a la mezquita cada viernes, y que ahora buscan formas de expresar su agravio.
El domingo pasado, hasta 4.000 personas se manifestaron en Bruselas en lo que fue la mayor marcha en Europa en contra de las caricaturas
La Liga Árabe Europea ha puesto en su 'web' una viñeta en la que Ana Frank comparte cama con Hitler, y otra en la que se mofan del Holocausto
Los líderes europeos también se dirigen a ellos con juegos malabares de palabras: defienden la libertad de expresión sin cortapisas al mismo tiempo que piden el respeto a otras culturas. Este jueves, el comisario europeo de Justicia e Interior, Franco Frattini, explicaba: "No podemos poner una mordaza a la libertad de prensa", a la vez que llamaba "a la responsabilidad del mundo de la comunicación". Se esfuerzan por enviar un mensaje apaciguador, que no acaba de calar.
A escasos 400 metros de allí, en la Gran Mezquita de Bruselas, los fieles no terminan de darse por satisfechos con el mensaje de convivencia de la UE y preparan nuevas movilizaciones. El domingo pasado, hasta 4.000 personas se manifestaron en Bruselas en lo que fue la mayor marcha en Europa en contra de las caricaturas. Cuentan los asistentes que no hubo ninguna organización detrás y que se convocó a través de mensajes de móvil: "Cita en la estación del Norte para manifestarnos contra las caricaturas que han ofendido a nuestro profeta. Pásalo".
Las autoridades religiosas belgas, como las de otros países europeos, han pedido calma a su comunidad ante el temor de que la espiral se enroque aún más. Pero a la vez condenan la publicación de las viñetas, sobre todo porque vinculan al islam con el terrorismo, explica el imán de la Gran Mezquita belga, Mustafá Kastit. "No es la primera vez que se representa al profeta; lo que realmente ha herido a la gente es que se iguale al islam con el terrorismo y cómo han tratado el asunto los periódicos europeos", en opinión de este teólogo.
Para Kastit, todas las libertades tienen sus límites. No sólo la de expresión, sino también la de manifestarse, y por eso condena la quema de embajadas y demás actos vandálicos contra intereses occidentales. "No podemos defender causas justas con métodos violentos", dice mientras muestra un sobre que acaba de llegar al Centro Cultural Islámico. Sobre el papel aparecen dos sellos falsos con el rosto de Mahoma y una leyenda: "Parad la inmigración".
Que la crisis de las caricaturas sirva de excusa para que rebrote la islamofobia es otra de las preocupaciones de los musulmanes belgas, en un país donde el partido de extrema derecha flamenco, Vlaams Belang, obtuvo cerca del 25% de los votos en las generales de 2004 y que estos días cuelgan en su web tiras cómicas en las que los musulmanes aparecen dibujados como hombres con turbante, babuchas y cinturones de explosivos.
Polémica en Internet
La guerra de caricaturas en Europa está servida. El belga de origen libanés Dyab Abu Jahjah, fundador de la Liga Árabe Europea (LAE), ha decidido poner esta semana sal en otra herida para "denunciar el doble rasero de la aplicación de la libertad de prensa en Europa". La LAE ha sembrado la polémica al publicar en Internet una viñeta en la que Ana Frank comparte cama con Hitler y otra en la que se mofan del Holocausto. "No somos antisemitas, pero esto forma parte del activismo necesario para cuestionar los límites de la libertad de expresión", dice Abu Jahjah, que se queja de que ningún periódico europeo haya salido en su defensa "después de convertir las caricaturas danesas en una cruzada contra la libertad de expresión. Europa también tiene sus líneas rojas; no sólo el Holocausto, también la corrección política. Forma parte de la hipocresía europea", sostiene el controvertido activista, cuya asociación, con sede en Bruselas, agrupa a 5.000 miembros.
Aunque la mayoría de los musulmanes europeos no comparten los medios que Abu Jahjah ha elegido para protestar, sí participan de la convicción de que han sido ofendidos, y de que el insulto danés se ha convertido en la gota que ha colmado un vaso que consideran repleto de agravios por parte de Occidente hacia el mundo musulmán. Irak y Palestina son las primeras palabras que salen de la boca de muchos de ellos.
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