El radar 'caza' a un conductor que viajaba a 260 kilómetros por hora
Un sondeo de Tráfico señala que el 25% de los encuestados circuló después de tomar alcohol
Pasó como una exhalación; pero no lo suficientemente rápido como para evitar que un control de velocidad le hiciera la que será la foto más cara de su vida. Un hombre de 41 años, vecino de un pueblo de Asturias, con el acelerador de su Audi A8 pisado a fondo, engullía frenéticamente el pasado jueves kilómetros de asfalto sobre la carretera A-231 que une León y Burgos. Eran las 17.41. Una patrulla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil estaba dispuesta para un control preventivo de velocidad en el punto kilométrico 128,800 sentido Burgos, a su paso por el término municipal de Villasandino.
A los agentes debieron de quedárseles los ojos como platos, cuando, en un tramo en el que la velocidad máxima es de 120 kilómetros por hora, surgió un vehículo a 260. Y sacaron la foto. La prueba que le puede suponer más de 600 euros de multa por cada infracción y la suspensión del permiso durante un periodo de hasta tres meses.
Los guardias civiles lograron que el vehículo se detuviera. Identificaron al conductor y le notificaron dos denuncias: una por exceso de velocidad y otra por conducción temeraria, y le imputaron un supuesto delito contra la seguridad del tráfico. El conductor no fue arrestado y pudo seguir su camino.
Las diligencias fueron remitidas al Juzgado número 2 de Burgos por si existiera una responsabilidad penal, además de la segura sanción administrativa. El actual Código Penal castiga con hasta dos años de cárcel a quien conduzca con "manifiesta temeridad" y "ponga en peligro la vida de otras personas".
Si estuviera en vigor el carné por puntos, que llegará el 1 de julio, podría haberle supuesto además la pérdida del permiso y la obligación de asistir a los cursos de reeducación y volver a examinarse, al acumular dos faltas muy graves que restan seis puntos cada una.
El exceso de velocidad, que está presente en la mayoría de los siniestros en carretera, es una de las pesadillas de la Dirección General de Tráfico. Durante el primer mes de implantación de los radares fijos en las carreteras, el pasado mes de julio, se detectaron 80.000 vehículos que circulaban a más de 160 kilómetros por hora.
Hábitos al volante
Curiosamente, la velocidad no es percibida por los conductores como una de las conductas de más riesgo. Según una encuesta de Tráfico, realizada el pasado mes de diciembre a un total de 1.800 personas, más de un tercio de quienes contestaron (36,7%) admitió no respetar las señales de limitación. No es menos llamativo que el 25% de los encuestados haya reconocido haber tomado dos copas de cerveza o vino antes de ponerse en carretera. Este porcentaje se dispara hasta el 33% si se indaga en ciertos perfiles.
Las conductas percibidas como más peligrosas son el conducir una moto sin casco y saltarse un semáforo. Sólo un 14,4% reconoce que habla por el móvil mientras conduce; y cerca del 95% asegura que siempre utiliza el cinturón de seguridad.
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