_
_
_
_

La madre del fallecido en Marbella dice que era un hombre "sano" y pide saber la verdad

Los vecinos de Lieven De Wilde afirman que era un hombre soltero, solitario y muy culto

Javier Martín-Arroyo

"Le vi ahí, parado. Descalzo, sin camiseta y en pijama. Tenía la mirada perdida y la mantuvo durante al menos cinco minutos en dirección a su casa. Me extrañó mucho porque encima hacía frío. Tomábamos el bocadillo, pero él, perplejo, parecía no inmutarse en mitad de la calle". El albañil describe la escena previa al baño de Lieven De Wilde, el ciudadano belga que falleció el lunes mientras era detenido por los agentes de la Policía Local marbellí. La madre de Lieven recibió la llamada de la policía el martes y llegó ayer tarde desde Bruselas para reconocer el cadáver: "Quiero saber qué ha podido pasar", dijo al llegar.

"De momento no sé nada y vengo aquí para conocer qué ha pasado. Sólo quiero saber la verdad, pero mi hijo nunca tuvo problemas de alcohol y siempre estuvo muy sano y fuerte", confió compungida con suave acento y buen castellano acerca de las acusaciones de que Lieven parecía ebrio el pasado lunes.

El padre de Lieven, abogado de profesión, falleció hace sólo dos meses. "¿Deprimido?, Estaba como yo, triste. Herman quería mucho a su padre", explicó. "Ni he leído los periódicos. La policía me llamó para que viniera y aquí estoy", añadió. La madre, pelo cano y gafas de sol con cristales de color violeta, vestía de luto de pies a cabeza, guantes incluidos.

El retrato de la personalidad de De Wilde que hacen los vecinos dibuja a un hombre soltero, solitario y muy culto. "Siempre pensamos que podría sufrir algo de autismo, porque era muy muy inteligente pero se relacionaba muy poco. Como Dustin Hoffman en Rain man", apuntaba Simona, una vecina holandesa que labró cierta confianza con De Wilde porque ambos hablaban flamenco.

Miguel es el jardinero que acudía con frecuencia a casa de De Wilde y le extrañan los comentarios sobre el comportamiento violento que al parecer mantuvo el ciudadano belga al mediodía del lunes antes del tráfico suceso. "Le quería como a un hijo, y desde luego nunca le vi pasarse de dos cervezas ni conservar botellas extrañas en casa". Acudía para segar el césped y podar los olivos del jardín de una casa con dos plantas en el número tres de la calle Julio Romero de Torres de la céntrica y apacible urbanización marbellí Casablanca.

Su familia llegó a Marbella en 1966 y Herman se educó a caballo entre la Escuela Europea de Bélgica y España. De joven era muy aficionado al surf -"de los primeros y mejores surfistas de la Costa del Sol", apuntó la madre- y ejerció como profesor de idiomas. "Ninguna educación es perfecta, pero siempre le intentamos proporcionar de todo", apuntó la madre.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Además, trabajó en el consulado de Nicaragua en Bruselas y se formó en estudios de informática en una academia de Madrid.

En los últimos tiempos había vivido con su abuela -ya fallecida- y compaginaba su trabajo en una academia de idiomas de Marbella con clases particulares a diferentes alumnos. A pesar de su peso -la policía asegura que debía pesar alrededor de 120 kilos- De Wilde se daba saunas, montaba en bicicleta y nadaba a menudo en el mar.

El fallecido conservaba un carácter extremadamente reservado y de ello dan fe varios vecinos. Las ventanas de la casa de Juana Fernández tienen vistas hacia su jardín y están a menos de diez metros del salón de Herman. "Nunca le vi en dos años y me estoy enterando en este instante de que mi vecino era el fallecido del lunes"", contaba estupefacta. "Vivo justo aquí atrás y nunca le había visto. Debe ser muy cerrado porque no le conocía", cuenta Christian Peralta, un joven vecino.

Ver a su hijo

La madre abandonó precipitadamente Bruselas y relató preocupada que dejó su única compañía actual, su perro Rotwailer, sólo y sin cuidador. Su deseo ahora es reconocer el cadáver cuanto antes. "Quiero ver a mi hijo totalmente, algo más que su cabeza, pero sobre todo ver qué le ha podido pasar".

Por su parte, Gilberte Vermeulen, cónsul de Bélgica en Alicante, de la que dependen los residentes belgas en Málaga y en la Costa del Sol, aseguró ayer que de momento la familia no se había puesto en contacto con ellos para facilitar la repatriación del cadáver. "No vamos a interferir en la investigación y está todo en manos de la justicia", aseguró Vermeulen.

La madre de Lieven De Wilde, ayer en el chalé de su hijo en Marbella.
La madre de Lieven De Wilde, ayer en el chalé de su hijo en Marbella.JULIÁN ROJAS

Defensa sindical

"Estamos plenamente convencidos de la absoluta inocencia de los compañeros. Es más, si esta persona no hubiera fallecido, hoy estaríamos hablando de una felicitación del Ayuntamiento hacia los agentes". Francisco Corpas, secretario general del Sindicato Unión de Policía Local y Bomberos (UPLB) en Andalucía, salió ayer en defensa de los policías locales de Marbella imputados por un delito de homicidio imprudente, tras la muerte del ciudadano belga el lunes mientras era detenido. Corpas reiteró que "en ningún caso" el fallecimiento tiene relación con la actuación policial.

El sindicato policial UPLB y Erne del País Vasco mostraron ayer su apoyo a los agentes y denunciaron el "linchamiento público" del que han sido objeto los cuatro policías que cuentan con una "larga y meritoria trayectoria profesional", según describió Corpas. El dirigente sindical denunció que tanto la opinión pública como algunos medios de comunicación no hayan respetado su derecho a la presunción de inocencia. "Tuvieron la mala suerte de encontrarse ante una trágica y fortuita intervención, que les ha supuesto, sin duda, la peor experiencia de su vida. Su obligación no era otra que la de impedir que se autolesionara o provocara daños a terceros", relató.

El secretario general de UPLB en Marbella, José María Sánchez, impuso algo de cautela: "No somos ni forenses ni médicos", apuntó, para a continuación expresar que el informe forense mostrará la patología que causó la muerte de De Wilde.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_