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Reportaje:

Los baúles abiertos del carnaval

Tres coleccionistas exhiben por primera vez sus archivos centenarios de la fiesta gaditana

El Carnaval de Cádiz se puede recordar con trozos de su historia. Una partitura de 1905 de Aquellos duros antiguos, un tango que ha permanecido en la memoria de todos los aficionados. Una fotografía de Los circenses, payasos, trapecistas y domadores que ya cantaban sus cuplés en 1892. O con las famosas bolas de nieve, que los más traviesos formaban con papelillos para organizar grandes batallas hasta que se prohibieron por su peligrosidad en los años sesenta. Matilde Flores, José Luis Alcázar y José Jiménez han seleccionado más de 2.000 objetos para sacarlos de sus colecciones particulares y mostrarlos, por primera vez, en una exposición que ayer inauguró la Diputación de Cádiz.

La memoria carnavalesca de Matilde, de 37 años, se remonta a principios de la década de los 70. Sus primeros recuerdos son las cintas de chirigotas y comparsas que escuchaba su padre. "El carnaval siempre ha estado en mi casa", rememora. Y más allá de las cintas no olvida tampoco la presencia de Paco Alba, uno de los autores de agrupaciones más respetados y venerados de la fiesta gaditana. "Era compañero de trabajo de mi padre y, claro está, el contacto hizo que le siguiéramos y que me hiciera muy aficionada". Tanto que fue guardando en sus carpetas y cajones todas las referencias carnavalescas que encontraba. Fotos, libretos con las letras, cintas, discos de vinilo, entradas y carteles fueron saciando su creciente pasión juvenil, que mantuvo superada la adolescencia.

También José Luis Alcázar, de 42 años, llevaba años guardando trozos de carnaval. Cuando Matilde le conoció, descubrió que no era la única recopiladora de la fiesta y se animó a continuar rastreando. "Nos picamos entre nosotros", confiesa entre risas. Se casaron. Unieron sus vidas y sus colecciones. La búsqueda se intensificó entre particulares y mercadillos, donde la historia del carnaval gaditano se vende a precios diversos. Así han ido reuniendo objetos de tres siglos diferentes. El más antiguo un libreto de 1871. Del siglo XIX, hay entradas a los bailes de máscaras de la época, carteles promocionales, que evidencian la importancia del comercio local para apoyar los festejos, y algunas fotografías de agrupaciones. Del XX, hay testimonios abiertos de la explosión de alegría del carnaval en los primeros años y también de las terribles consecuencias de la guerra, que privaron de un carnaval que volvería tras la batalla reconvertido en fiestas típicas bajo el ojo avizor de la censura. La transición le devolvería el nombre con la libertad garantizada. En el siglo XXI, la colección se ha modernizado con la jubilación de las cintas y la llegada de los archivos sonoros digitales.

El trastero de Matilde y José Luis está lleno de carnaval y sólo se abría para muy allegados o para introducir nuevas cosas. Pero desde ayer, por primera vez, gran parte de su colección ha quedado expuesta al gran público. La Diputación de Cádiz ha reunido muchos de sus objetos en una muestra que se mantendrá abierta en el palacio provincial hasta que termine el carnaval el 5 de marzo. A los objetos del matrimonio, se ha sumado la colección personal de otro aficionado a la fiesta, José Jiménez, de 51 años. "Lo mío es más modesto en número pero también es muy valioso", explica. Señala con cariño la fotografía de Lolita Sevilla, cuando cayó de la carroza que presidía en la cabalgata magna en la década de los sesenta. Unos años en los que estaba de moda lanzarse los unos a los otros las conocidas como bolas de nieve, formadas por papelillos y serpentinas. Una de esas bolas está en la exposición. "Las prohibieron porque eran peligrosas". En otro espacio destacado, la partitura de Aquellos duros antiguos, del Tío de la Tiza, que aunque datada en 1905, todavía se canta en Cádiz.

Matilde, José Luis y José aseguran sentirse emocionados con la oportunidad de mostrar públicamente la tarea recopilatoria de muchos años. "Es que como si me vaciaran los baúles", explica José Luis. Baúles de carnaval que quedarán abiertos, como es debido, hasta que dure la fiesta.

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