La presidenta socialdemócrata de Finlandia logra la reelección con el 52% de los votos
Tarja Halonen, de 62 años, apuesta por reforzar el Estado del bienestar y la neutralidad
La presidenta de Finlandia, la socialdemócrata Tarja Halonen, de 62 años, fue ayer reelegida en su cargo al lograr el 51,8% de los votos en la segunda vuelta de los comicios. Su rival conservador, Sauli Niinistö, logró atraerse el voto opositor, pero no fue suficiente, al quedarse en el 48,2%. Los comicios fueron mucho más reñidos de lo que apuntaban los resultados de la primera vuelta, hace 15 días, en la que Halonen, que apuesta por reforzar el Estado del bienestar y la neutralidad, había casi doblado al político conservador. La diferencia ha sido de tan sólo 112.000 votos.
Hace dos semanas, en la primera vuelta, la presidenta se había impuesto claramente al sumar un sólido 46,3%, a menos de cuatro puntos del umbral que hubiera garantizado su elección directa. Niinistö, actual vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), lograba sólo el 24,1%. En la segunda vuelta, con una participación del 77,2% de los 4,3 millones de finlandeses convocados a las urnas, la ventaja se redujo drásticamente.
Tarja Halonen, que seguirá en su puesto los próximos seis años, es la primera mujer que ocupa la presidencia de Finlandia. Su victoria supone el cuarto triunfo consecutivo de la izquierda en unas presidenciales. El país, de 5,2 millones de habitantes, ha elegido sus presidentes por voto universal únicamente en las cuatro últimas ediciones. Antes lo hacía a través de un complicado sistema de colegios de electorales.
Durante las dos semanas de campaña, los dos candidatos se volcaron en busca del voto del Partido del Centro, cuyo líder, el primer ministro Matti Vanhanen, quedó en tercera posición en la primera vuelta. El voto centrista, de marcada tradición rural, se dirigió mayoritariamente hacia el aspirante conservador, siguiendo la consigna insinuada por Vanhanen. Mientras Halonen construyó su discurso hacia una clara defensa del modelo de Estado del bienestar, Niinistö, que ostenta la presidencia honoraria del Partido Popular Europeo, insistía en la necesidad de modernizar la estructura socioeconómica del país.
Finlandia es una república semipresidencialista. Según la Constitución, una de las principales responsabilidades del jefe de Estado es dirigir la política exterior, con lo que la necesidad o no del ingreso del país a la OTAN se convirtió en uno de los principales asuntos de debate en la campaña. Halonen defendió la tradicional neutralidad finlandesa, mientras que Niinistö censuró reiteradamente esta política exterior y propuso acercar al país hacia una "OTAN más Europea".
Tras conocer los resultados en los estudios de la Radio y Televisión de Finlandia, Niinistö reconoció su derrota y felicitó a Halonen con un caballeroso beso en la mano. El candidato conservador había planteado su campaña bajo el lema "el tiempo de la confrontación ha pasado". "Los finlandeses han reflexionado en profundidad sobre el futuro de este país antes de votar, por eso la verdadera ganadora hoy es la democracia", dijo.
Una radiante Halonen manifestó que la campaña tomó un cariz diferente debido a que "el trabajo conjunto de los partidos de la burguesía ha funcionado mejor que en otras oportunidades". La presidenta electa reconoció la valía de su oponente: "Esta segunda vuelta ha sido tan intensa que no me ha quedado tiempo para esquiar", manifestó a la televisión local.
Halonen comenzará posiblemente su semana de trabajo con un almuerzo con su oponente derrotado, para iniciar el martes el nuevo curso legislativo. La presidenta terminó la jornada electoral en una bulliciosa celebración en la Casa de los Trabajadores de Helsinki.
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