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LA BATALLA DE LOS COMERCIANTES MINORISTAS

"Ahora limpio chilabas"

Ángeles Martín, dueña de una tintorería tradicional del barrio de Lavapiés, lleva 30 años en el negocio

Desde hace 30 años, cuando recibe a sus clientes, aparte de decirles cuándo podrán recoger sus prendas y qué manchas se irán y cuáles no, tiene una recomendación para cada uno de ellos. Ángeles Martín y su marido José Antonio llevan en la sangre los detergentes y suavizantes que utilizan en su tintorería de Lavapiés: los padres de él regentan otra desde 1956.

"Llevo mucho tiempo en esto y no me asustan las franquicias", suelta Ángeles casi desafiante. A pesar de que las cadenas de lavanderías ofrecen precios más bajos que las tintorerías tradicionales, ella asegura que tienen una forma de trabajar muy distinta y que las franquicias hacen un trabajo "mucho peor". Los hechos parecen darle la razón: hace años que dos lavanderías, "de las modernas", se establecieron en la misma calle donde ella tiene su negocio; las dos "se fueron al garete". "Se metieron en un sector que no dominaban y, claro, se arruinaron", comenta Ángeles, orgullosa.

A pesar de que reconoce que las cosas no le van mal, añora los tiempos en los que con este tipo de negocios se podía ahorrar. "No como ahora, que sólo da para vivir". Además del trabajo más "profesional", la dueña de Tintorerías El Rápido cree que la clave de su éxito radica en el trato personalizado a los clientes. A todos los clientes. "En los últimos años aquí ha llegado gente nueva de todas las clases a la que nos hemos tenido que acostumbrar", asegura. "¡A ver si yo me iba a imaginar hace unos años que iba a estar limpiando chilabas!", dice en referencia a la ropa que le traen miembros de la comunidad árabe de Lavapiés.

En el único momento en que Ángeles pierde la sonrisa es cuando habla de los planes municipales de peatonalizar la zona de Embajadores la próxima primavera. "Es una vergüenza. El Ayuntamiento ha permitido que esto se llene de tiendas sin regulación alguna y ahora quiere cerrarlo al tráfico, con lo que nos fastidiarán a los cuatro gatos que quedamos del barrio".

Entre los perjuicios que le traerán los planes del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, destaca el de perder la clientela de fuera del barrio. "¿Quién va a venir hasta aquí cargando una alfombra si no le dejan traer el coche?".

Ángeles enumera los beneficios de las tintorerías tradicionales frente a las franquicias. "Llevo tantos años que distingo los distintos tipos de prendas a la legua. Cuando me traen un abrigo bueno, lo trato con un mimo que las cadenas no pueden ofrecer", explica pausadamente. Pero después de la defensa de las virtudes de los pequeños establecimientos, insinúa que para según qué necesidades no es tan proclive al comercio tradicional: "Reconozco que soy la primera que, como no tengo tiempo, voy a un centro comercial y allí hago la compra en cinco minutos".

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