El baile de las grullas

En los días invernales de febrero, cuando las luces del atardecer se alargan poco a poco, en el cielo resuenan como trompetas los graznidos de la más viajera de las zancudas, la grulla común. En un par de semanas, la mayoría de las grullas invernantes en la mitad suroeste peninsular estarán de viaje hacia sus lugares de cría en los países bálticos, Finlandia, Escandinavia y Rusia.

La clásica silueta en uve, que forman los bandos de grullas en vuelo, llama la atención en los cielos de febrero. Las tierras castellanas y aragonesas se verán invadidas por un goteo constante de grupos que vuelan a gran altura pero que son perfectamente identificables por su sonora algarabía. El retorno prenupcial es mucho más apresurado y directo que la migración otoñal. Pero una parada ineludible en el largo viaje de las grullas es la que realizan en la aragonesa laguna de Gallocanta, que desde finales de enero y durante febrero hierve de actividad. En esta laguna descansarán durante algunos días a la espera del momento propicio para cruzar la cordillera pirenaica. Un viaje de regreso que pasará por los puertos de Somport y Formigal.

Las prisas y el fervor hacen que comiencen los rituales amorosos antes de llegar a su destino. Con frecuencia se observan los bailes nupciales en las orillas de la laguna. En estas fechas resulta todo un lujo acercarse hasta este espacio natural, sobre todo en la segunda quincena de febrero. Recorrer todo el perímetro de la laguna (34 kilómetros) puede resultar un reto demasiado ambicioso, pero pueden acercarse hasta los observatorios, seis en total. Prismáticos en mano, el amanecer y el atardecer son momentos clave. El albergue Allucant y la Asociación de Amigos de Gallocanta organizan el fin de semana del 4 y 5 de febrero la Fiesta de la Grulla, con música folk, pasacalles, talleres para niños, charlas y excursiones.

- Centro de Interpretación de la laguna de Gallocanta (978 72 50 04).

- Albergue Allucant (976 80 31 37).

- www.gallocanta.com