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UNA ESCRITORA ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE

Hurgar en la naturaleza humana

AMÉLIE NOTHOMB es una de esos autores que crea adicción. El lector, en cuanto lee uno de sus libros, queda atrapado por el universo subyugante de la autora y repite la experiencia de sumergirse en cada una de las novelas que publica. Tiene, pues, un público fiel, sobre todo en Francia, donde su primera novela, Higiene del asesino, obtuvo un considerable éxito de crítica y de ventas. Aquella novela, que extrañamente se paseó por varias editoriales españolas hasta que Circe la publicó en 1996, supuso una auténtica revelación. Configurado por las entrevistas que el cínico, misántropo y desagradable escritor, premio Nobel de Literatura, Prétextat Tach concede a cinco periodistas antes de morir, el libro de Nothomb era un alarde de crueldad, de humor negro y de buen hacer; una novela brillante que contenía los elementos esenciales de la narrativa de la autora: un estilo directo, transparente, ágil, con un absoluto dominio de los diálogos, una pasmosa capacidad de crear personajes sin apenas describirlos, un sentido del humor a menudo desternillante y una enorme agudeza para hurgar en los recovecos de la naturaleza humana subrayando lo peor hasta llevarlo al terreno del absurdo y del humor negro, y también haciendo aflorar lo mejor pero sin melindres de ninguna clase. Tales características aparecían ya, depuradas al máximo, en Las Catilinarias (1995), en opinión personal, una pieza absolutamente lograda, su mejor novela (aunque para muchos sea Estupor y temblores), muestra excepcional de un tema muy grato a la autora: la indefensión del ser humano (en la novela dos seres humanos, un matrimonio jubilado que se ha traslado a vivir al campo para llevar una existencia tranquila) ante la irrupción en el propio hogar de esas visitas inesperadas e indeseadas que acaban convirtiéndose en una auténtica invasión imparable e irremediable y que acaba por trastornarnos. Personaje, el del agobiante pelmazo, que se repite en Cosmética del asesino (2001), cuando el empresario Jérôme Angust se ve acosado en un aeropuerto por Textor Texel, que se empeña en ser su interlocutor y que acaba por arrastrarle a una experiencia de pesadilla.

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"Tener hambre es terrible, pero no tener la posibilidad de padecerla es aún peor"

Nacida en Japón, de familia belga, Amélie Nothomb regresa narrativamente a su infancia oriental en las páginas de sus novelas de marcado carácter autobiográfico. Aparte de Estupor y temblores (1999), protagonizada por una joven belga, Amélie, que empieza a trabajar en una multinacional de Tokio, y constituye una despiadada crítica del mundo laboral de hoy en día, basado en el sadismo y el sometimiento originados por el sistema de jerarquías, Nothomb regresa al Oriente de su infancia en Sabotaje amoroso (1993; bellísima, deliciosa, y a la vez cruel, historia de su enamoramiento de Elena, cuando la protagonista cuenta siete años y vive en China, el gueto de las familias de los diplomáticos en el barrio de San Li Tun, en Pekín), Metafísica de los tubos (2000; narra los primeros tres años de una niña obsesionada por el agua, una superdotada que se cree Dios y se niega a abandonar su condición de tubo hasta descubrir el sentido de la vida) y la reciente Biografía del hambre. Tres novelas, de carácter autobiográfico, protagonizadas por una Amélie niña que descubre la belleza, la pasión amorosa, la mentira, la miseria, la injusticia, la sed de absoluto, la verdad y la muerte con la mirada limpia y toda la crueldad propias de la inocencia de la infancia.

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