Propuesta para crear un museo del crimen
Salvo las armas y las joyas, todo lo acumulado desde hace 30 años en los sótanos judiciales será destruido. "Había dos colmillos de marfil que nos pidió la Facultad de Veterinaria para investigación, y se los hemos dado. Pero casi todo está siendo destruido", afirma el decano.
Antes de desmantelar la primera nave, dos peritos judiciales examinaron los artículos y les dieron "un valor cero". Lo que ahora se está destruyendo son las pruebas que formaban parte de sumarios anteriores a 1998. Las pruebas de sumarios posteriores y aún servibles se hallan guardadas, a disposición de los jueces, en un almacén que posee la Consejería de Justicia de Madrid en Vallecas.
Antes de proceder a la destrucción de los miles de objetos, la autoridad judicial ha informado a todas las partes personadas en los diferentes sumarios por si alguna tenía que presentar alegaciones. Para evitar accidentes, el proceso de eliminación de los objetos ha sido modificado y, ahora, en lugar de tirar todos los efectos a la incineradora de Valdemingómez, se procede a su separación por materias, después son enviados a la trituradora y posteriormente son quemados.
González Armengol abogó ayer porque, con determinadas pruebas, sea creado una especie de museo del crimen. Ya existe un decreto, el 2783/1976, de 15 de octubre, que prevé la creación de un museo así. El decano ha conversado con la Consejería de Justicia para buscar un local adecuado. Ahí estarían, por ejemplo, pruebas de delitos que hayan tenido un impacto especial en la ciudadanía y que podrían servir para estudio y documentación sobre ese crimen.
En el almacén de 2.500 metros cuadrados que se está desmantelando había objetos de toda clase, como relojes, vajillas, discos de vinilo, palos de golf, equipos de música, lámparas y hasta el diente de una persona.
"Aquí nos hemos encontrado de todo, desde huesos de persona o animales disecados que contenían droga hasta jeringuillas con sangre", comentó un funcionario del depósito.
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