El Celta mete en descenso al Málaga
El entrenador del Málaga, Antonio Tapia está sentenciado. El equipo está muerto clínicamente y para variar, la cuerda demasiado tensa, se romperá por su lado más débil. El mismo entrenador que hace un año lograba reconducir este vestuario, ahora está contra las cuerdas tras ocho partidos sin ganar y tres derrotas consecutivas, las dos últimas en La Rosaleda. Tremenda racha tuvo ayer su puntilla pues el conjunto blanquiazul ocupa ya puestos de descenso.
El despropósito es general pues ni Tapia tiene las ideas claras ni sus jugadores parecen merecer seguir una octava temporada consecutiva en Primera División. La zaga hace aguas, el centro del campo no sabe lo que es crear fútbol y nadie acierta ante el meta rival, y eso que el choque de ayer pudo ser uno de los más prolijos en ocasiones claras de gol, pero nada, este Málaga necesita un milagro.
MÁLAGA 0 - CELTA 2
Málaga: Arnau; Jesús Gámez (Antonio Hidalgo, m. 50), César Navas, Litos (Morales, m. 61), Alexis; Gabriel, Nacho, Gerardo, Paco Esteban (Pablo Couñago, m. 46); Edgar y Salva.
Celta: Pinto; Ángel, Lequi, Sergio, José Enrique; Núñez (Méndez, m. 71), Jorge (Roberto, m. 61), Oubiña, Silva; Cannobio y Baiano (Javi Guerrero, m. 37).
Goles: 0-1. M. 46. Núñez tras fallo de la defensa. 0-2. M. 70. Silva, de cabeza.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Jesús Gámez, Nacho y Oubiña.
Unos 21.000 aficionados en La Rosaleda.
Gazapo a Gazapo, el conjunto blanquiazul está protagonizando su peor campaña (nunca había estado en descenso a estas alturas). Tras una aceptable primera mitad, el equipo tiró los tres puntos nada más reanudarse el choque. Sacó el Málaga de centro, perdió el balón y Núñez acertó a la primera que tuvo todo lo que fue incapaz de marcar el cuadro malagueño durante el duelo, que no fue poco.
Paco Esteban rajó durante la semana, saltó de titular y sólo necesitó medio partido para enfurecer a su parroquia, muy necesitada de goles y buenos resultados. Tras su festival de fallos y con él ya en el banquillo, la hinchada local creyó que no podía presenciar errores tan clamorosos como los del granadino. Se equivocó. Edgar falló el gol más claro de su vida. Pablo Couñago, el mejor de los locales, lo dejó solo y con la portería vacía, pero el luso mandó el cuero fuera. Este Málaga necesita un milagro.
La ansiedad sigue siendo un lastre demasiado pesado para el Málaga, y con el gol en contra fue incapaz de remontar. Tras 20 meses sin hacerlo, ayer tarde tampoco era el día señalado para la hombría. Cierto es que lo intentó a la desesperada, pero el segundo gol del Celta terminó de matar las ansias locales. Silva aprovechó un despeje de Arnau para marcar. El cuadro de Fernando Vázquez, ajeno a todo el mal que rodea al Málaga y a una afición encolerizada, hizo su partido, no fue de los mejores, pero de la forma más sencilla se llevó un triunfo que le permite seguir pujando por los puestos europeos y de paso dio un zarpazo que parece definitivo para Tapia, aunque la grada pidió la dimisión del presidente, Serafín Roldán.
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