Sin tirar la toalla
Estudio de G. Kasparián. Shájmati URSS, 1954
Nunca se insiste lo suficiente en que siempre hay tiempo para rendirse. He aquí un ejemplo bello e instructivo, que completa el pequeño homenaje a Kasparián (véase la columna del 31 de diciembre) en el décimo aniversario de su muerte. Las dos piezas blancas están amenazadas, llevar la torre a a3 resulta muy poco estimulante, y amenazar la torre negra con Ad5 tampoco vale, por el jaque en f1. Sin embargo, hay un motivo para la esperanza: si el alfil blanco lograra sacrificarse por el peón de f4, el final de torre y alfil contra torre sería tablas. Debe buscarse una forma de desenredar la madeja antes de colocar el alfil blanco en la gran diagonal. Y para eso sirve el peoncito de h2: 1 h4+! (si 1 Ta3?, Td3 2 Rg2, Rh4 3 Rg1, f3 4 Rf2, Tc3 5 Rg1, Rg5 6 Rf2, Rf4 7 h4, Td3 8 h5, Td2+ 9 Re1, Te2+ 10 Rd1, f2, y hay que rendirse) 1... R - h4 (única, porque si 1... Rf5 2 Ae6+, Re5 3 Ta5, R - e6 4 T - b5, tablas; y si 1... Rg4 2 Tg6+, R - h4 3 Ad5, también tablas, porque las negras ya no podrán evitar el sacrificio del alfil blanco por el peón de f4) 2 Th6+, Rg5 (si 2... Rg3 3 Tg6+, Rf2 4 Tg2+, Re3 5 Ad5, tablas; aparentemente, las blancas no han hecho ningún progreso, dado que sus dos piezas siguen amenazadas, pero ahora surge un precioso detalle) 3 Th5+!!, R - h5 4 Ad1, Rg4 5 Rg2, Af1+ 6 Rh2, Ah3 (y se llega así a una posición harto curiosa: ambos bandos están casi inmovilizados, con un estrechísimo margen de maniobra; las negras cambiarán el alfil de diagonal, porque es lo único que pueden hacer, pero tampoco servirá) 7 Ae2, Af1 8 Ad1, Ac4 9 Rg2, Ad5 10 Ae2, Ae4 11 Ad1, y tablas.
Ver la partida |
Correspondencia: ajedrez@elpais.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.