Sarkozy pide más poderes para la presidencia de Francia
El ministro del Interior lanza su candidatura para 2007 con duras críticas a Chirac
Nicolas Sarkozy lanzó ayer una carga de profundidad contra el presidente francés, Jacques Chirac, y contra el modelo político que éste encarna, al tiempo que desplegaba una articulada visión de su proyecto de profundas reformas institucionales ante cientos de periodistas reunidos en un teatro parisino en la tradicional ceremonia de los buenos deseos para el Año Nuevo.
A diferencia de los discursos brillantes, pero vacíos, que tanto Chirac como su gran rival político, el primer ministro Dominique de Villepin, pronunciaron en sus respectivas felicitaciones, el líder de la Unión por un Movimiento Popular y ministro del Interior elaboró un programa de reformas para Francia, tanto institucionales como funcionales, propuso salidas a la parálisis europea derivada del no francés al proyecto constitucional y descalificó con elegancia el modelo de hacer política de las élites tradicionales.
Con la alianza de matrimonio brillando en su mano izquierda, para dejar claro que su esposa Cecilia y él han reemprendido la convivencia rota antes del verano, Sarkozy aseguró que no es necesario cambiar "el número" de la República (liquidar la quinta, fundada por Charles de Gaulle en 1958, e iniciar una reforma constitucional en toda regla). Para Sarkozy, el cambio real se produjo con la reducción del mandato presidencial de siete a cinco años, aunque no se hayan sacado las consecuencias: que el presidente es "más que nunca la piedra angular" de las instituciones y debe de ser "líder que se comprometa y sea responsable". Si es elegido por sufragio popular, dijo Sarkozy, "es para gobernar" y "para comprometerse no sólo sobre las grandes opciones sino también sobre todo lo que concierne a la vida cotidiana de los franceses".
No a la ampliación de la UE
Si a Villepin le ignoró casi totalmente -el primer ministro, apuntó, debe limitarse a "coordinar" la acción gubernamental-, para Chirac tuvo los dardos más puntiagudos. La presidencia, dijo, debería limitarse a dos mandatos. "La energía empleada en durar", apostilló, "no se emplea en hacer, cuando hacer es el primer deber de un presidente". "Diez años de poder es un horizonte suficientemente ambicioso".
En un claro intento de fijar su perfil de estadista, Sarkozy propuso una salida a la parálisis de la construcción europea y "organizar el funcionamiento de la Europa de los 25" con un nuevo tratado "más corto", centrado en las instituciones, que debería se ratificado por vía parlamentaria y no por referéndum.
También propuso que los seis países más poblados de la Unión (Alemania, Reino Unido, España, Italia, Polonia y Francia) asuman un "auténtico papel de motor". La Constitución fue rechazada "por la hostilidad de los pueblos a una Europa sin fronteras", dijo y por ello hay que cerrar la puerta a todos los aspirantes a ingresar, a excepción de Rumania y Bulgaria, y a cambio desarrollar un verdadero estatuto de "socio estratégico". Europa, proclamó, "no es una sub región de la ONU".
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