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Reportaje:CINE EUROPEO

'Italiano para principiantes' y 'El marido de la peluquera'

EL PAÍS presenta mañana, viernes, y el sábado, por 5,95 euros cada una, dos comedias sencillas realizadas con gran talento

Dos singulares comedias agridulces, triunfadoras en las carteleras europeas, se ofrecen esta semana en la colección Cine Europeo. Ambas sorprendieron por su originalidad, encanto y sencillez narrativa, y confirmaron el talento de sus guionistas y directores, la joven danesa Lone Scherfig y el más veterano francés Patrice Leconte.

Italiano para principiantes (2000) fue la primera película dirigida por una mujer dentro de las estrictas reglas estéticas del colectivo Dogma, que ella transformó en "un derroche de libertad y astucia, donde la pobreza de medios se convierte en un nido de riqueza de ideas", en opinión de Ángel Fernández-Santos, coincidente con la de Peter Bradshaw en The Guardian: "Estamos tan acostumbrados a que las películas de Dogma traten de cosas horribles que resulta difícil de creer que esta alegre comedia romántica sea una de ellas". La película fue galardonada por el jurado del festival de Berlín con el Oso de Plata en 2001 y el premio de la Crítica Internacional. Más tarde, en el festival de Valladolid, logró la Espiga de Oro y el premio al Mejor Actor Anders W. Berthelsen. Italiano para principiantes también fue candidata al Goya a la mejor película europea.

Un nuevo párroco luterano llega a un barrio periférico de Copenhague, donde traba contacto con siete personas que se reúnen una vez por semana para estudiar italiano. Todos son solteros, cada cual con sus sueños y problemas "que van descubriendo poco a poco que también ellos pueden ser felices. Hay enamoramientos, atracciones sexuales, amistades, lazos familiares, además de otro tipo de amor que quizá sea el toque más italiano de la película, y que también podría ser muy danés", en opinión de la directora. Para J. Hoberman en The Village Voice, "esta divertida película coral calienta la gelidez del crudo invierno danés con una manta de humanismo, tiene una dulzura que no empalaga y está contada sin sentimentalismos". Según el crítico Manuel Alcalá en la revista Reseña, Italiano para principiantes "es un verdadero acierto".

El marido de la peluquera, de Patrice Leconte, recibió el premio Louis Delluc a la mejor película francesa de 1991. Cuenta la historia de un sueño de infancia convertido en realidad. Antoine (Jean Rochefort) quedó embrujado de niño con "la mezcla de olores, el rito del champú con los ojos cerrados, la proximidad más imaginada que real de la peluquera, cuyos senos entrevé en un imborrable impacto", según resumió Pedro Miguel Lamet, y Antoine se marcó el propósito de casarse con una peluquera, lo que finalmente logra (Anna Galiena).

"La suavidad con que transcurren las escenas y el modo sutil de mirar de la cámara, como asomándose a las pequeñas cosas de la vida, dan a El marido de la peluquera un sabor a suave divertimento, ungido de buen humor y de poética trivialidad, que engancha al espectador", aspecto éste con el que estuvo de acuerdo Mirito Torreiro: "El filme tiene una fascinante cualidad hipnótica -a la que contribuye no poco la música de Michael Nyman-, un juego especular en el cual el realizador, mirón impúdico antes que nada, sumerge con maestría al espectador, obligándole a ver -mirón él mismo- desde el punto de vista del protagonista".

La película "evoca el goce del amor sin hacerse sentimental en ningún momento", en opinión del británico Damian Cannon en Movies Reviews: "El proceso de un corte de pelo puede ser muy sensual, sobre todo para un adolescente... con dedos fuertes pero amables que masajean el cuero cabelludo, y el olor del amor pasándole por la nariz". Para Keith Allen, de Movierapture: "Patrice Leconte ha conseguido darle un sentido al delirio, la tristeza y las excentricidades del amor y ha logrado en consecuencia una película que te conquista".

El inesperado desenlace de El marido de la peluquera le hizo comentar al crítico de Cine para leer que "el drama va en brazos de la comedia, y hay tal simbiosis que al final no sabemos si hemos asistido a uno u otra, porque su sabor es agridulce, como el de la vida misma".

Una imagen de la película danesa <i>Italiano para principiantes,</i> de Lone Scherfig.
Una imagen de la película danesa Italiano para principiantes, de Lone Scherfig.
Anna Galiena, en <i>El marido de la peluquera</i>, de Patrice Leconte.
Anna Galiena, en El marido de la peluquera, de Patrice Leconte.
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