Clos aprovecha la llegada de los Reyes Magos para explicar las ordenanzas cívicas a los niños
La lluvia deslució el desembarco de Melchor, Gaspar y Baltasar en Barcelona
La estrella de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar en Barcelona no fue el gran astro de más de 25.000 luces y 10 metros de cola que se estrenó ayer, sino las ordenanzas contra el incivismo, que entraron en vigor el pasado 1 de enero. El alcalde de la ciudad, Joan Clos, aprovechó su intervención de bienvenida a los Reyes de Oriente para destacar el buen comportamiento de los niños que "cuidan la calle como si fuera su casa". El mal tiempo no consiguió que en las horas previas de la noche más mágica del año las ilusiones de niños y mayores mermaran.
Los Reyes de Oriente, gracias a sus poderes mágicos, llegaron ayer por la tarde simultáneamente a todas las localidades de Cataluña y Baleares. Les esperaba una tarde de desfile y, a continuación, una noche de duro trabajo subiendo por balcones y repartiendo regalos.
La fina llovizna que durante toda la jornada cayó sobre Barcelona deslució la llegada de los Reyes Magos a la ciudad. En aquellos momentos, la lluvia se intensificó, aunque no pudo borrar las sonrisas y las caras de sorpresa y entusiasmo de pequeños y mayores. Pero en pocos minutos dejó de llover y el séquito real pudo recorrer las calles con normalidad.
Sus majestades llegaron a Barcelona por mar. Lo hicieron en el paquebote Santa Eulàlia, convertido ya en su tradicional medio de acceso a la ciudad. Melchor, Gaspar y Baltasar desembarcaron puntualmente a las 17.30 horas en el Portal de la Pau, frente al monumento de Colón, cuyo dedo señala casualmente el lejano Oriente. Allí les esperaba una entusiasmada muchedumbre de pequeños y mayores.
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, dio la bienvenida a los Reyes de Oriente y aprovechó la ocasión para hacer pedagogía de los valores cívicos. Precisamente, el pasado 1 de enero entraron en vigor las controvertidas ordenanzas municipales contra el incivismo. El alcalde destacó que los niños de Barcelona "aman" a su ciudad y que cuidan sus calles como si fueran su propia casa.
Clos también recordó que los tres Reyes de Oriente encarnan perfectamente "principios que hoy están un poco en desuso", como "la paz, la solidaridad, el amor, el respeto y la generosidad". También recordó la acogida que la ciudad brinda "a todas las personas, sin importar de dónde sean y de dónde vengan".
El alcalde explicó que, para llegar a Barcelona, sus majestades habían hecho un viaje muy largo, pasando por "países en guerra, ciudades donde la gente pasa hambre y pueblos que no tienen nada". Por ello, afirmó que "Barcelona quiere estar al lado" de los más necesitados. También les dio, como fija la tradición, el pan y la sal y las llaves de la ciudad, las que permiten abrir todas las casas de Barcelona, para que puedan dejar sus regalos.
Mensaje real
Por su parte, los Reyes de Oriente constataron que los niños de Barcelona "son de buena pasta", según aseguró Melchor, que un año más se convirtió en el portavoz del trío real. De hecho, la intervención del rey de barbas blancas, cuyos rasgos recordaban vagamente y de lejos a los del rector de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Lluís Ferrer, también fue de lo más cívica.
El monarca emplazó a los niños a "estudiar" y a "tener cuidado y querer" a sus padres,abuelos, amigos y animales. Melchor prometió visitar cargado de regalos los hogares de los niños "que ayudan en casa" y que "son generosos" con sus amigos.
Los más pequeños estaban entusiasmados. "Quiero entregar mi carta a Melchor, mi rey preferido", aseguraba la pequeña Marta, de cinco años, que explicó que entre la larga lista de regalos que ha pedido destaca la película La Cenicienta. Pero Marta es una excepción, ya que la mayoría de los niños se inclinan por Baltasar, el rey africano. Según la tradición, es el encargado de repartir la cesta con golosinas y carbón dulce. Melchor y Gaspar se ocupan de los regalos. Los videojuegos y las consolas, como viene sucediendo desde hace unos años, figuran entre los obsequios más solicitados a los Magos de Oriente.
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