De todo y para todos

Como el deporte español puede pavonearse en estos comienzos de siglo de la gran variedad de disciplinas en la que sus campeones brillan, resulta que el hecho de que 2006 sea un año con Mundial de fútbol se queda casi en segundo plano cuando hasta hace nada la conjunción de los dos conceptos, Mundial y fútbol, causaba cataclismos y paralizaba España.

Pero eran tiempos en los que no había un Fernando Alonso campeón de la F-1 prometiendo, en su último curso con Renault, duelos apasionantes con el finlandés de hielo Kimi Raikkonen. Ni un Rafa Nadal capaz de disputar la supremacía del tenis a Roger Federer. Y un Dani Pedrosa que, tras dominar los 250cc, salta a la Moto GP para medirse con el intocable Valentino Rossi, el italiano que apura sus años sobre las dos ruedas antes de agarrar un Ferrari.

Estos tres españoles, por lo menos, estarán siempre en danza. Pero para otra media docena el nuevo año puede reducirse a un día, a una hora, a un minuto incluso. Será así para María José Rienda, que el 24 de febrero disputará en Sestriere el eslalon gigante de los Juegos Olímpicos de Turín. Será la gran esperanza del esquí español, la única, cuatro años después del caso Muehlegg en Salt Lake City.

Para el golfista Sergio García el día llegará en agosto, cuando regrese a Medinah, en Estados Unidos, donde hace siete años, a sus 19, dio un golpe desde detrás de un árbol que le convirtió en estrella y a punto estuvo de permitirle derrotar al norteamericano Tiger Woods y ganar su primer grande, un título prometido que aún no le ha llegado.

Alejandro Valverde será uno de los que en julio intentará cubrir en el Tour el hueco del estadounidense Lance Armstrong, restirado tras siete victorias consecutivas. Eso será varios meses después de que el Barça haya comprobado si ha acabado o no con la maldición del Chelsea y un mes antes de que en Gotemburgo el atletismo recoja su cosecha de medallas europeas.

Serán éstos algunos de los grandes momentos de 2006, un año en el que las emociones llegarán pronto, dentro de tres semanas, cuando España, campeona del mundo, dispute el Europeo de balonmano.