Proust en arenas movedizas
Como Marcel Proust colocó la palabra Fin al terminar por el momento el manuscrito de su obra maestra En busca del tiempo perdido (1913-1927) cinco años antes de su muerte (1922) y, sin embargo, la siguió reescribiendo hasta el final, se ha convertido en la pesadilla de la filología actual, pues oculta el hecho de que se trata de una obra inacabada, contra lo que batallan los filólogos y editores. Ahora tengo que acudir al reclamo de dos nuevas publicaciones, el texto inédito en castellano En este momento ("cuatro ediciones", en buena presentación-versión de Rosario Ibañes) y la recuperación que Tusquets presenta, en nueva y excelente traducción de Javier Albiñana -en edición de Antoni Mari y Manel Pla- del célebre Contra Sainte-Beuve, convertido en verdadero manifiesto de su estética.
En realidad, Proust no llegó a publicar nunca estos dos libros. Tampoco Jean Santeuil, su obra inacabada de juventud descubierta en los años cincuenta por el editor Bernard de Fallois, quien también publicó dos años después y abusivamente el Contra Sainte-Beuve, una especie de conversación imaginaria de Proust con su madre, que sería el verdadero origen de En busca del tiempo perdido. Se trata en estos dos casos de textos inacabados o de artículos sueltos o fragmentos seleccionados de su correspondencia, pero que son iluminadores de su sensibilidad y maneras de hacer o de contemplar el arte y los artistas. Algunos de los incluidos como inéditos en el pequeño tomo En este momento por Rosario Ibañes en "cuatro ediciones" proceden del apéndice incluido por Pierre Clarac e Yves Sandre en el quinto y último volumen de la obra completa de Proust. La antigua edición en tres volúmenes de Pierre Clarac y André Ferré de En busca del tiempo perdido fue sustituida en otra en cuatro que dirigió Jean-Yves Tadié mucho más completa que pasa por canónica pero que no lo es del todo, y que coexiste con otras de Jean Milly y de Bernard Rafalli, actualmente en el mercado francés, donde no cesan de aparecer novedades inéditas. Hasta en 2002, Gallimard, que no deja escapar nuevas ocasiones de corregirse a sí misma, publicaba los cuatro Carnets inéditos regalados por Mme Strauss, con notas inéditas de trabajo de gran interés. Proust es un manantial que no cesa, pero que conduce a un océano de arenas movedizas. Y un ejemplo continuo de este escurridizo temblor es la magnífica edición de Contra Sainte-Beuve (Recuerdos de una mañana) profundamente cambiada, pues se maneja una nueva traducción aparecida en alemán en 1997. De las antiguas ediciones ya existentes en francés, más la alemana, Antoni Mari y Manel Pla se sacan de la manga esta renovada edición que resulta ser una gran novedad en el mercado.
Contra Sainte-Beuve no es
un libro de Proust, sino un proyecto escrito hacia 1908-1910, en los mismos momentos en los que se concebía En busca del tiempo perdido, que no pasa de ser una serie de fragmentos, capítulos más o menos conectados por la idea común de atacar a Sainte-Beuve, que había sido hasta este momento el gran dictador de la crítica (el "crítico francés que más me interesa", ha seguido diciendo el propio Harold Bloom), autor de cien volúmenes de cartas y críticas del máximo interés. El problema está en que el método crítico de Sainte-Beuve no le gustaba a Proust, por poner el acento en lo biográfico, más que en la obra propiamente dicha -aunque no era así del todo-, pero Proust temía que su obra revelara demasiado sobre él mismo (como así ha sido al final, véanse sus biografías, cada vez más indiscretas, como la de Painter) que lo que su obra hubiera permitido descubrir. En busca del tiempo perdido es una epopeya del "yo" que se oculta (y no siempre) por lo que el combate contra Sainte-Beuve era colocarse una barrera previa para edificarla y liberarse de antemano. Es importante esta edición de Tusquets, porque nos induce a creer la verdad: En busca del tiempo perdido nació de una costilla inesperada del Contra Sainte-Beuve, lo que arroja una nueva luz en medio de las arenas movedizas. Algo es algo.
Contra Sainte-Beuve. Marcel Proust. Edición y prólogo de Antoni Mari y Manel Pla. Traducción de Javier Albiñana. Tusquets. Barcelona, 2005. 326 páginas. 19 euros. En este momento. Marcel Proust. Traducción de Rosario Ibañes. Cuatro Ediciones. Valladolid, 2005. 166 páginas. 14 euros.
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