Los nietos de la guerra leen
El pasado hay que conocerlo para no repetir sus errores ni en el presente ni en el futuro y eso lo saben bien los españoles. Esta sabia filosofía inspira a los nietos de los que sufrieron la Guerra Civil a la hora de convertir libros de historia sobre aquel periodo en auténticos best sellers durante el año que termina. Como muestra sirva el botón de la obra del británico Antony Beevor, La Guerra Civil española (Crítica), que figura como uno de los libros más vendidos en el área de no ficción, o el Premio Nacional de Historia 2005 concedido a Santos Juliá por Historias de las dos Españas (Taurus).
Inundan los escaparates de las librerías, en una tendencia que parece imparable, ensayos brillantes o mediocres, con enfoques de derechas o de izquierdas, que incluyen temas localistas o universales, escritos por españoles o por extranjeros. Los editores de no ficción son muy conscientes de que la Guerra Civil española y, por extensión, la etapa republicana y la posguerra de los años cuarenta son, hoy por hoy, los argumentos que más venden.
La fiebre lectora por la reciente historia de España se amplía a los temas del siglo XX europeo
No obstante, el interés por nuestra historia no se limita al periodo más reciente y éxitos rotundos de público, como los logrados por el veterano profesor Manuel Fernández Álvarez con sus biografías -la última, Cervantes visto por un historiador (Espasa)- demuestran un ansia de conocimiento sobre el pasado de España. Editores y expertos coinciden siempre en señalar que las inmensas lagunas de la enseñanza de la historia en el sistema educativo, un mal endémico y no atribuible al Estado autonómico, se halla en la raíz del gusto de lectores ilustrados y curiosos por figuras como Felipe II, Melchor de Jovellanos, Isabel II, José Cánovas del Castillo, Manuel Azaña o Adolfo Suárez. Un interés por esas figuras y por las épocas que protagonizaron.
"Aquellos que anunciaron que la Guerra Civil había dejado de interesar a la historiografía internacional se equivocaron. Franceses, británicos o italianos han seguido investigando y publicando en los últimos tiempos sobre aquel periodo", comenta Santos Juliá, catedrático de Historia Contemporánea y autor de varios libros sobre la época. En opinión de Juliá, la creciente demanda de las nuevas generaciones de ensayos sobre el siglo XX español responde a una relación conflictiva entre la memoria y la historia. "Lo que ocurrió fue tan terrible", señala el historiador, "tan lleno de crueldad y, al mismo tiempo, de heroísmo, que el modelo del historiador que intenta comprender las cosas, pero no emite un juicio moral, ha sido discutida por los cultivadores de la memoria, que ahora son los nietos de la guerra. En definitiva, la historia ha sido interpelada por la memoria en aspectos olvidados, en nuevas demandas".
Esta fiebre por el siglo XX español se amplía, sin duda, a un fenómeno que se ha visto reforzado por el 60º aniversario de la Segunda Guerra Mundial: el que podría calificarse casi de género literario sobre la Alemania nazi y la victoria de los aliados. Entre otros muchos, dos títulos marcaron los últimos meses, El incendio (Taurus), de Jörg Friedrich, sobre la ofensiva final aliada contra Alemania, y Auschwitz. Los nazis y la solución final (Crítica), de Lawrence Rees. El historiador Ismael Saz, un experto en la etapa, señaló en estas páginas a modo de elogio sobre la proliferación de estos libros: "La percepción de la magnitud del horror y su carácter único, junto con la reivindicación de todas las víctimas y la exigencia de autocrítica y reparación moral de todos los crímenes y desafueros, apuntan a un avance en la conciencia de la humanidad".
Barbarie, estupor, desorientación, tiempos históricos acelerados y cambiantes se sitúan también en el origen del buen momento que viven los libros de filosofía. Premio Nacional de Ensayo 2005 por su obra La regla del juego (Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg), un libro de alta divulgación, el catedrático de Filosofía José Luis Pardo destaca el nivel de las obras de pensamiento en España, que califica de superior a la media de calidad de la narrativa. "Resulta indudable", afirma, "que existe un interés por las claves de la nueva sociedad que está surgiendo. Nos enfrentamos a situaciones que no estaban previstas y los ensayistas han asumido los retos de la relación entre pensamiento y sociedad, sociedad y pensamiento". Pardo declara que los textos que más despiertan su curiosidad son aquellos que abordan, con un bagaje de formación clásica, los nuevos problemas, incluidos el terrorismo o el auge de la influencia religiosa. "¿Cómo se puede escribir y leer hoy un libro de filosofía con la que está cayendo? Ésa es la cuestión", resume Pardo.
Por ello, los ensayos políticos de actualidad han gozado de atención preferente de los lectores en 2005. Títulos como Mundo libre. Europa y Estados Unidos ante la crisis de Occidente (Tusquets), de Timothy Garton Ash; El mal menor (Taurus), de Michael Ignatieff, o el libro colectivo Madrid 11-M. Un análisis del mal y sus consecuencias (Trotta), coordinado por Amalio Blanco, Rafael del Águila y José Manuel Sabucedo, figuran entre las obras de referencia que aspiran a explicar un presente cada día más confuso, diverso y difícil de desentrañar. Ese objetivo guía el ánimo de cualquier autor de ensayo, de no ficción como lo llaman los anglosajones, un género literario que ya compite abiertamente con la narrativa porque la historia sigue demostrando que la realidad siempre supera a la ficción. Como subraya el sociólogo francés Roger Chartier, un teórico de la historia literaria, "los ensayistas escriben cada día más con las técnicas de los novelistas".
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