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EL AÑO LITERARIO 2005 | ENSAYO

De los inventos de Einstein al cambio climático

SI LAS estadísticas sobre el aumento de la difusión en España de libros de ciencia resultan fiables, podríamos decir que el país empieza a equipararse a los más avanzados de la Unión Europea, donde el ensayo de divulgación científica goza de muy buena salud desde hace décadas. Bien es cierto que el ejercicio de 2005, que ahora termina, ha estado muy marcado por el centenario del descubrimiento de la teoría de la relatividad por Albert Einstein y por la celebración del Año Internacional de la Física.

No obstante y más allá del festejo de aniversarios, materias como la biología, la medicina o el medio ambiente están cada día más presentes en las inquietudes de muchos lectores que no se conforman con las informaciones de los medios de comunicación y tampoco se ven capaces de leer un tratado erudito y aburrido. En ese punto medio entre el rigor y el didactismo se sitúa el éxito del ensayo científico con títulos en el último año como Brevísima historia del tiempo (Crítica), del consagrado Stephen Hawking; Sed sabios, convertíos en profetas (Anagrama), del premio Nobel de Física francés Georges Charpak; Einstein (Acento), una biografía de Denis Brian; La tierra herida, ¿qué mundo heredarán nuestros hijos? (Destino), de Miguel Delibes y Miguel Delibes de Castro, o en definitiva las colecciones científicas de editoriales de prestigio como Crítica o Tusquets.

"Es cierto", manifiesta José Manuel Sánchez Ron, catedrático de Historia de la Ciencia y académico de la RAE, "que las tendencias apuntan a un buen momento del ensayo científico. Se publican algunas obras de divulgación fácil, pero junto a ellas también contamos con textos de mucha altura. Sin duda se trata del signo de los tiempos porque el papel de la medicina en nuestras vidas o la preocupación por el cambio climático generan un interés mayor de los potenciales lectores. Cada día surgen más científicos en España que desean publicar libros y eso es una buena noticia".

Como tantos otros profesores, sean de la disciplina que sean, Sánchez Ron lamenta las deficiencias de formación en la secundaria y en la Universidad que provocan una falta de aprecio por las distintas asignaturas. Ahora bien, estas limitaciones llevan después a algunos lectores de formación universitaria a cubrir esas lagunas con los libros de ensayo.

"La literatura científica", afirma Sánchez Ron, "está demostrando que puede ser tan entretenida o más que una buena novela de aventuras, como han puesto de relieve los anglosajones desde hace tiempo". Los autores españoles todavía andan rezagados a la hora de escribir atractivos libros de ciencia, pero comienzan a ponerse al día. De hecho, los editores buscan como locos a científicos con buena pluma divulgativa. El éxito posterior está casi asegurado.

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