"En el desierto se chilla mucho"

En su segundo año al volante de un coche, Joan Nani Roma (Folgueroles, Barcelona,1972) afronta el Rally Dakar, el más duro del mundo, con un objetivo entre ceja y ceja: subirse al podio en el Lago Rosa de Dakar (Senegal). Ya ganador en motos en 2003 -es el único español que ha alcanzado el éxito-, el piloto catalán quiere ser protagonista también en coches.

Pregunta. Usted dice que el año pasado, el de su debut en coches

-fue sexto-, su obsesión era aprender y experimentar. ¿Cuál es su meta ahora?

Respuesta. El podio, ese es mi objetivo prioritario. En el pasado Dakar no tenía ni la técnica ni los conocimientos suficientes para apretar al máximo y tuve que contenerme. Acostumbrado a ir siempre al máximo, salir y pensar en todo momento en vigilar fue un poco chungo para mí. Aunque la lectura final fue muy positiva.

R. ¿En qué aspectos es Nani Roma mejor piloto este año que el pasado?

R. Ahora llevo entre 10.000 y 12.000 kilómetros con el coche

y el pasado año acumulaba 500. No hace falta decir nada más.

P. Al término de la edición anterior, declaró que físicamente lo pasó muy mal dentro del coche, que fue más duro que con la moto. ¿Cómo lo explica?

R. Acabé destrozado de la espalda y muy dolorido. Llevaba un asiento demasiado estrecho para mi estatura y peso [1,90m. y 93kgs.] y a partir de los 150 kilómetros lo pasaba mal. Este año hemos montado uno a medida que me permite pilotar más cómodo y relajado.

P. ¿Cómo ha cambiado su entrenamiento físico con su paso de las motos a los coches?

R. En el pasado Dakar, las piernas no me cabían en el coche porque las tengo muy largas y el habitáculo era muy pequeño. Este año hemos adaptado el coche pero sigo yendo muy flexionado, y repercute en mi espalda. Ahora trabajo menos las piernas. Voy en bici y con el tono muscular que tengo ya es suficiente. Trato de reforzar los trapecios y las cervicales, las lumbares y las dorsales. He bajado un punto el tono muscular para estar más delgado y para que la musculatura consuma menos energía.

P. Lo que peor llevan los pilotos es estar lejos de la familia, aunque a usted este año no le será tan duro, ¿no?

R. Este año mi mujer [Rosa Romero] es una de las participantes. Compite en motos, aunque no creo que la pueda ver hasta el final. Sé que cada día la pasaré y, como al resto de pilotos, tocaré el claxon y la saludaré cuando la adelante.

P. Cuando afirma que para completar un buen Rally Dakar hay que entender el desierto, ¿a qué se refiere?

R. Cuando uno llega a una zona de dunas y conoce por donde pica el viento, ya sabe cómo debe abordar la zona. Por la forma, también se deduce que un costado es duro y el otro es blando. El color más oscuro de la arena indica el costado más duro, y el tono más claro advierte de una zona más blanda. En un río, la vegetación también te habla. Son cosas que no me paro a reflexionar sino que cuando paso por allí me salen de forma inconsciente, y todo ello se consigue con la experiencia de los años.

P. ¿Ha sido consciente alguna vez de haber sobrepasado el límite en ruta?

R. En coche aún no, pero en moto muchas veces.

P. ¿Y cómo reaccionó?

R. Más gas. Es una reacción al límite. Cuando vas al máximo y oyes...pam!, o paras y te sientas a reflexionar, o chillas de rabia por haber pasado por aquello, abres más gas y sigues. En el desierto se chilla mucho.