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Un cambio legal permitirá cuatro semanas de veraneo a guardias civiles

Jorge A. Rodríguez

Los guardias civiles quieren ser como todos los funcionarios. La incertidumbre que genera la naturaleza de su trabajo, sujeto al azar de los sucesos, había dificultado hasta ahora esa equiparación. Además, el cuerpo tiene sus cosas, propias de una organización de carácter militar en la que los cambios se producen con lentitud y al ritmo que marca la cadena de mando.

Por ejemplo, en un cuartel cualquiera sólo podía disfrutar de su mes de vacaciones de verano un guardia de cada siete. Y como sólo se podían tomar tres turnos de veraneo (de 15 de junio a 15 de septiembre), únicamente tres de esos siete podían irse en un verano.

Eso cambia a partir de hoy. Habrá cuatro turnos de vacaciones de verano, de al menos cuatro semanas cada uno, y podrán irse cada mes uno de cada cuatro guardias. Además, todo el cuartel podrá conocer con anticipación la planificación de los servicios para organizarse como quiera. Esto, que a cualquier trabajador puede parecerle normal, en la Guardia Civil es de aurora boreal.

Los agentes del cuerpo se encargan de velar por la seguridad pública. Se trata de estar atentos y preparados para eventos que pueden ocurrir en el futuro, pero de los que "se ignora el momento, el lugar, la importancia y, en general, las circunstancias y condiciones de aparición". Esto que dice la ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, unido a la demanda ciudadana de que se atiendan sus problemas sin dilación, hace que la planificación de los servicios se haga "en un ambiente de elevada incertidumbre, originado de ordinario por el surgimiento inopinado de nuevas necesidades".

"Civilización del cuerpo"

Cierto. Pero lo mismo le pasa a los bomberos, al Cuerpo Nacional de Policía, los servicios de urgencia e incluso algunos periódicos, y se organizan. Y si ellos pueden, ¿por qué no va a poder la Guardia Civil? A partir de ahora podrán. Hoy mismo, se publican dos modificaciones de órdenes generales, firmadas por el máximo responsable del cuerpo, el teniente general Carlos Gómez Arruche, para acercar el régimen de permisos y vacaciones de los guardias al del resto de funcionarios. Los agentes consultados aseguran que se trata de un paso más en la "civilización del cuerpo" prevista en el programa electoral socialista y en la que se ha empeñado el ministro del Interior, José Antonio Alonso.

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Una de las órdenes modifica otra de 1984 sobre concesión de permisos, cuyo objetivo es "garantizar la posibilidad de disfrutar de permiso, de al menos cuatro semanas, entre junio y septiembre, y favorecer al máximo las opciones de quienes deseen hacerlo en Navidad y Semana Santa". La nueva orden fija ya los cuatro turnos del verano de 2006, pero también los dos prioritarios de Semana Santa y de Navidad de 2006.

Los planes no se podrán cambiar al albur del mando, sino sólo por "disminución imprevista de los efectivos disponibles para el servicio o por requerimientos de éste que pudieran surgir por causas sobrevenidas".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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