Confusión
He empezado a escribir esta columna de derecha a izquierda y en árabe, que obviamente no es mi lengua y en la que apenas chapurreo algo, y un momento de pánico me ha sacudido. ¿Pánico identitario?, se preguntarán ustedes. Pues no, sólo el terror que me produce enfrentarme a un teclado multicultural, con su infinidad de signos que no entiendo, su carencia de signos que necesito. Por suerte, me han ayudado a darle al botón que cambia el teclado al inglés, con su limitación de signos. Dispongo de un aliciente más: cuando debo retroceder, no he de darle a la flecha que indica la dirección izquierda, sino la contraria, ya que estos mecanismos funcionan como si yo escribiera en árabe. Y tengo que vigilar al corrector automático, que cree que lo hago en inglés y me enmienda en cuanto puede. Ameno, ¿verdad?
Me hallo en el centro de negocios de un hotel de El Cairo, utilizando uno de sus ordenadores y su conexión a Internet. Suaves voces árabes comentan en torno a mí sus acontecimientos domésticos, las cuitas del hotel. Entre el complejo teclado y sus guturales acentos, ese cairota rotundo que me resulta menos familiar que el árabe coloquial de sirios y libaneses, podría caer en el error de creerme habitando en un mundo excesivamente ajeno. Pero no es así.
Anoche, por fin, después de las agotadoras, emocionantes y muy satisfactorias jornadas de homenaje a Terenci Moix y su obra, pude desplomarme en la cama de mi habitación para, antes de dormir ocho horas de un tirón por primera vez, navegar con el mando por las emisoras de televisión que hasta entonces no había tenido ocasión de curiosear.
Puse la televisión egipcia y me sentí como en casa. Como si emitieran una sesión de Cine de barrio protagonizada por una potente actriz-cantante de los tiempos de Nasser, envuelta en abalorios. Pasé a continuación a TVE, y me sentí como en El Cairo. Estaban retransmitiendo el homenaje a Rocío Jurado, la físicamente más egipcia de nuestras divas, en esta ocasión cantando a dúo con el latino Chayanne, que bien podría ser de por aquí cerca (de las pirámides, quiero decir).
De modo amigos que, desde la bendita confusión y el alegre desparrame, les deseo feliz Navidad. Inshallah.
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