Bryant entra en la leyenda
Al escolta de los Lakers le bastan 33 minutos para anotar 62 puntos a los Dallas Mavericks
No se sabe si Kobe Bryant ha acaparado más portadas por su tormentoso comportamiento y sus peleas públicas con sus compañeros de vestuario que por su genio como baloncestista. Cuando su equipo, Los Ángeles Lakers, se enfrentó a los Dallas Mavericks la madrugada del martes (112-90), Kobe Bryant demostró que cuando quiere es el jugador mas desestabilizador de la NBA. Con diferencia.
En tres cuartos apoteósicos, el escolta anotó 62 puntos -30 en el tercero-, con 22 canastas encestadas de 25 desde la línea de tiros libres y 18 de 31 en lanzamientos de campo, cuatro de ellos triples. Desde 1960, solo tres jugadores habían logrado más de 60 puntos en menos de 40 minutos. Fueron Jerry West (63 puntos, 1962), George Gervin (también 63 puntos, en 1978) y Karl Malone (61 puntos, 1990). Por si fuera poco, al finalizar el tercer periodo, Bryant, de 27 años, pasó a la historia como el primer jugador de la NBA en anotar más puntos que todo el equipo contrario -62 por 61 de los Mavericks- tras los primeros 30 minutos de partido. Sin embargo, la decisión, aparentemente personal, de retirarse antes del inicio del cuarto y último asalto por pensar que "ya tenían en partido en la nevera" permitió a Elgin Baylor preservar su histórico récord de anotación en un partido con los colores de los Lakers (71 puntos, 1960).
Es el primer jugador de la NBA que consigue en media hora más puntos que todo el equipo rival
Para la anécdota quedará pensar qué hubiera ocurrido si Bryant hubiera jugado el partido completo. Cuando el 2 de marzo de 1962 Wilt Chamberlain anotó 100 puntos con la camiseta de los Filadelfia Warriors, estableció uno de esos récords que se definen como imbatibles. Pero tras los tres primeros cuartos Chamberlain tenía 69 puntos en el casillero, sólo siete más que Bryant en el mismo tiempo. ¿Servirá esta actuación para que Bryant espante los fantasmas de su hasta ahora tormentosa carrera? Su relación amor-odio con Los Ángeles -suman 14 victorias por 11 derrotas-, con la NBA y con los hinchas parece destinada a un final incierto. Y es que su complicada personalidad y su egoísmo dentro y fuera del parqué no dejan indiferente a nadie. Otra cosa es que sea el segundo anotador de la fase regular por detrás de Iverson, con una media de 32,5 puntos por encuentro por 33,4 de aquél.
Tras pasar gran parte de su niñez en Italia, donde su padre Joe Jellybean Bryant jugó para el Pistoia, Reggio Emilia y el Olimpia de Milan, Bryant se vio condenado a jugar en solitario un deporte, el baloncesto, por entonces minoritario en el norte del país. A su llegada a Filadelfia, con 13 años, Bryant era un chico afro-americano de familia adinerada que no conocía la jerga de la calle, vestía como un forastero y sus dificultades para relacionarse se tradujeron en una solitaria adolescencia donde su único pasatiempo era aprender y repetir hasta el cansancio nuevos lanzamientos y acrobacias. Su aislacionismo se lo llevo a la NBA, donde llegó con 18 años. Se escondía detrás de unos auriculares gigantes para evitar tratar con el núcleo duro de los Lakers, encabezado por entonces por Shaquille O'Neal. Ni los tres anillos de campeón, ni algunas de sus majestuosas actuaciones, salvaron una relación turbulenta con Shaq -que reclamaba a gritos todo el protagonismo-, ni con su entrenador, Phil Jackson, que exigía de su joven estrella una mayor participación. Tras fracasar la pasada campaña, en la que fue acusado de violación por una camarera de hotel de 19 años, -que llegó a un acuerdo privado con el jugador antes de testificar ante el juez- Bryant ha vuelto a encontrarse con Jackson, que le había definido como "el jugador mas egoísta e incorregible" de la historia. Noches como la del martes hacen pensar que es mejor que siga así.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.