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Reportaje:

El reto de lograr una nueva ciudad

El artista Rogelio López Cuenca dirige 'Lo Que No Hay', un taller en busca de alternativas a la política cultural oficial

Pensamiento crítico en ebullición. La respuesta a la pregunta de por qué se construyen nuevas plazas con cada vez menos bancos y árboles escapa aparentemente a la lógica de lograr espacios públicos más habitables. Es un enigma para muchos paseantes. Esa lógica de espacios desnudos a la espera de actos oficiales de quita y pon, que esporádicamente rellenan huecos con impresionantes actos oficiales que rezuman modernidad ha sido objeto de debate esta semana en Málaga.

La mutación de la ciudad contemporánea, sometida a la lógica del capitalismo cultural, es el guante que recogió esta semana el artista malagueño Rogelio López Cuenca en el museo Centro de Arte Contemporáneo (CAC) Málaga junto a 50 alumnos del taller Lo Que No Hay.

Entre la masa crítica había variedad: arquitectos, estudiantes de Bellas Artes, periodistas... todos con interés por rescatar ideas que tracen un nuevo mapa urbano y cultural en Málaga, ciudad donde el tejido humano y artístico reclama la misma atención e inversión pública que espectáculos acusados a menudo de figurar de cara a la galería.

¿Condiciona que el Ayuntamiento subvencione un taller que pone en tela de juicio su propia política urbanística y cultural? "Sería una torpeza enorme ponerle cortapisas. Los políticos aparentan tolerancia y por eso nos permiten hacerlo. Les da la impresión de que disparamos con fuegos artificiales", señala López Cuenca. El artista reivindica la necesidad de este taller, que se prolongará hasta 2007, y que quiere revolucionar la iniciativa pública desde sus propias tripas. "Lo he repetido desde el primer día. Este sitio y sus fondos son nuestros porque es público. Los políticos nos han hecho creer que son suyos y que nos los prestan. Es una negociación permanente en la que hay que insistir para recuperarlos", explica en la terraza del museo municipal.

El proyecto es heredero de otros desarrollados por López Cuenca en São Paulo (Brasil) o Lima (Perú) acerca de la identidad de las ciudades y las redes sociales que pueden alterarla. A su juicio, Málaga tiende cada vez más hacia la explotación de la ciudad como imagen de marca en una carrera por estar "de moda", y esta semana los periódicos parecían darle la razón. El alcalde presentó la ciudad como inicio de la próxima Vuelta Ciclista a España y al día siguiente como la segunda etapa del rally Lisboa-Dakar.

Natalia Giménez estudia un doctorado en Bellas Artes y participa en el taller "para denunciar ciertas prácticas culturales y pulsar cómo está Málaga". Ansía un vuelco que consiga que la imagen de su ciudad tenga que ver con su identidad real más allá de los patrocinios de grandes ideas. El taller rebosa entusiasmo y sus miembros, "gente que no estamos en la oficialidad", irán perfilando sus acciones a lo largo de 2006. Las propuestas serán depuradas, pero por ahora oscilan entre acometer acciones para recuperar el espacio público, hasta una relectura irónica de iconos de la ciudad o un recuento de puntos conflictivos en los que están previstas intervenciones de transformación urbanística.

López Cuenca es especialmente crítico con la utilización de la cultura como una coartada "para las operaciones más tremendas: como que Málaga pretenda, casi de la nada, convertirse en capital cultural en 2016". Pedro Rodríguez, coordinador de la propuesta para la capitalidad europea, dibuja por el contrario un diagnóstico cultural "excelente". "Los políticos son realistas y el deber del intelectual es siempre ser más crítico", dice Rodríguez, quien opina que el apoyo de los artistas jóvenes locales no debería provenir del Ayuntamiento, sino desde el mecenazgo privado, "que hará al artista sea más libre que al abrigo municipal", apunta.

Lo Que No Hay busca recrear procesos que nazcan con maneras democráticas e interesados en lo local, alejados del "espectáculo escaparate" y del "artista fulano". Denuncia que la imagen y la representación sea por sistema superior a la realidad. "La calle Larios irradia tanta luz que no deja ver la degradación cercana a su alrededor", denuncia López Cuenca.

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