Los expertos critican con dureza la actuación de los vigilantes de seguridad
Los peritos contratados por Allianz, la aseguradora del edificio Windsor, afirman que la culpa de que el incendio resultase inabordable no sólo fue de los bomberos, sino también de los vigilantes de seguridad.
Tras sonar la alarma de incendios un guardia comprobó, a través del control del sistema antiincendios del edificio, que el fuego estaba localizado en la planta 21. Subió a la planta, pero se le olvidó la llave maestra y no pudo acceder al despacho donde estaban las llamas, por lo que tuvo que bajar y subir de nuevo. Luego resultó que la puerta de acceso al despacho estaba atrancada. Entre él y un empleado de mantenimiento, Rafael Díaz, lograron abrirla "lo suficiente para entrar una persona". Salía humo.
El vigilante ha declarado que la primera vez vio, a través de una cristalera, una llama de unos 50 centímetros de altura que emanaba del suelo. Fue Díaz quien vertió por dentro el contenido de un extintor, pero sin mirar dónde caía. Éste empleado también desenrolló la manguera antiincendios, pero no llegó a usarla porque él y el guardia recibieron en ese momento el aviso de que los bomberos acaban de llegar al edificio. Los bomberos tardaron en llegar al Windsor, tras ser avisados, casi 10 minutos. Y unos 22 minutos desde que sonó la alarma y hasta que empezaron a atacar el fuego.
Los peritos censuran la actuación de uno de los vigilantes. Por un lado, olvidó la llave maestra para acceder al despacho donde se originó el incendio. Entonces habría bastado con un extintor para apagarlo, señalan en su informe. Pero, y lo que es peor, el vigilante abrió parcialmente la puerta atrancada. Ello proporcionó gran cantidad de oxígeno a las llamas, que a partir de entonces empezaron a actuar con suma virulencia.
En el informe, los peritos parten de su respeto a la actuación de los bomberos, "que se juegan la vida a diario" y cuyos miembros actuaron "individualmente con valentía", pero aseguran que ellos tienen la obligación de hacer "un análisis riguroso de lo ocurrido". Que el fuego era inicialmente de escasas proporciones lo prueba el hecho de que los propios bomberos, cuando llegaron a los aledaños del Windsor, a las 23.28, no observaron llamas desde el exterior. Tras llegar al rascacielos, hablaron con los agentes de seguridad y no les notaron "nerviosos". Éstos se limitaron a decirles que el fuego estaba en la planta 21, tal y como han declarado los bomberos Antonio Gómez Miara y Luis Estepa.
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