La última caída de Tim Montgomery
El ex 'recordman' de los 100m, sancionado con dos años y la anulación de sus marcas por dopaje
El 14 de septiembre de 2002, agradable noche parisiense, el estadounidense Tim Montgomery corrió los 100 metros en 9,78s. Al día siguiente, el mundo se alegraba sinceramente de que, 14 años después de la vergüenza de Ben Johnson en los Juegos Olímpicos de Seúl, de sus 9,79s teñidos de estanozolol, un atleta fuera capaz de batir la marca del canadiense sin recurrir a sustancias prohibidas.
El récord mundial le duró a Montgomery, que en enero cumplirá 31 años, hasta junio pasado, hasta que un joven jamaicano llamado Asafa Powell corrió una centésima de segundo más rápido. El orgullo de haber corrido en 9,78s le duró hasta ayer, hasta que el Tribunal Arbitral de Deporte (TAS) admitió las acusaciones de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) y condenó al campeón olímpico en Sidney 2000 a dos años de suspensión, además de a la anulación de todas las marcas, resultados y recompensas obtenidas desde el 31 de marzo de 2001.
En una sentencia simultánea y similar, el TAS también considera probado el dopaje de la velocista norteamericana Christy Gaines, de 34 años y campeona olímpica con el relevo corto de Estados Unidos en Atlanta 96, y la sanciona con dos años.
Con ambos velocistas se eleva a 14 el número de atletas relacionados con el laboratorio BALCO sancionados desde que en 2003 se destapara lo que la USADA denomina "conspiración". Nueve de ellos -Kevin Toth, John McEwen, Dwain Chambers, Regina Jacobs, Melissa Price, Eric Thomas, Sandra Glover, Chris Phillips y Calvin Harrison- sufrieron la sanción después de haber dado positivo en un control antidopaje. Los cinco restantes -Alvin Harrison, Kelli White, Michelle Collins, Montgomery y Gaines- fueron condenados no por un análisis de laboratorio, sino por otro tipo de pruebas.
En el caso concreto del proceso de Montgomey y Gaines, la figura clave ha sido White, doble campeona del mundo en 100 y 200 metros en París 2003, que se arrepintió de sus malas acciones tras dar positivo en aquella competición y comenzó a ayudar a la USADA a limpiar el atletismo norteamericano. En las consideraciones de su sentencia, el TAS admite que, pese a que pudiera haber más pruebas, fue la declaración en la que White recordó que Montgomery y Gaines le habían comentado el consumo de la sustancia THG, conocida como la clara, la base de su sentencia condenatoria.
La THG fue la sustancia estrella de todo el entramado puesto en marcha por Victor Conte en los laboratorios BALCO, de la bahía de San Francisco. Era un anabolizante de diseño y, por lo tanto, indetectable, ya que no lo conocían los laboratorios antidopaje, que distribuyó Conte entre algunos de los mejores atletas estadounidenses y europeos a partir de 2000 y que, combinado con otros productos prohibidos, como el estimulante Modafinil y EPO, los transformó en máquinas imbatibles. Tal cóctel ayudó a Montgomery a batir con absoluta impunidad el récord del mundo de su compatriota Maurice Greene. Todo empezó a cambiar para él, sin embargo, apenas un año después, tras cometer el error de abandonar, junto a su compañera sentimental, Marion Jones, a Trevor Graham, su entrenador, a comienzos de 2003. Despechado, Graham envió una jeringuilla con restos de THG a la USADA. El producto mágico, invisible, pasaba a ser un vulgar anabolizante detectable en todos los laboratorios.
A raíz de la denuncia, entonces anónima, de Graham, el FBI intervino. Registró las instalaciones de BALCO. Investigó en las cuentas y actividades de Conte y Remy Korchemni, un entrenador ruso, las dos cabezas visibles de la trama. Convocó un gran jurado, en teoría secreto, ante el que declararon grandes glorias del deporte estadounidense que habían tenido relación con BALCO: atletas, jugadores de fútbol americano, beisbolistas...
Conte, condenado finalmente a cuatro meses, empezó a hablar. Describió en televisión cómo dopó a Marion Jones, la reina del atletismo mundial en el cambio de siglo, quien, sin embargo, no ha sido acusada oficialmente. Jones tuvo en 2003 un hijo con Montgomery, Monty. La pareja, según las últimas informaciones, se separó hace dos meses. Su carrera atlética está arruinada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.