Otra manera de ver en la oscuridad
Jo Spence. Más allá de la imagen perfecta es la exposición. Refutarla es sufrir una derrota. Después de Martha Rosler, Trinh- T. Minh-Ha y Adrian Piper, el Macba vuelve con el trabajo de una autora que explora las posibilidades subversivas de la mirada femenina y cómo el inconsciente, formado por el orden dominante, estructura caminos y formas placenteras de mirar. Si bien, a diferencia de aquellas artistas, la obra de Jo Spence (Londres, 1934-1992) es casi barroca, por su sinuosa intensidad emocional y su dramática carga autobiográfica.
Esta exposición resiste todo reduccionismo, de ahí que pueda provocar una sacudida emocional terrible. En su visita, el espectador descubre la asunción de un nuevo perspectivismo: ve lo que no quiere ser visto. En esa distancia descansa el trabajo de Spence. Un trabajo cuya fuerza despoja de certezas las imágenes fotográficas y convertirlas en espacios en blanco, silencios y ausencias jamás recogidos en los archivos personales. Otra manera de ver en la oscuridad.
¿Qué se omite en el álbum familiar? ¿Dónde quedan los momentos de conflicto, de enfermedad y de muerte?
En las dos salas que recogen las fotografías y documentos de la autora inglesa, el visitante entra en la pragmática expositiva a partir de un DVD de 25 minutos editado por el colectivo de la revista Camerawork, donde a través de los diferentes testimonios de las personas que colaboraron con ella se formulan, entre otros, dos supuestos que en principio podrían parecer un tanto "peregrinos": ¿en el caso de un incendio doméstico, por qué lo primero que intentamos salvar es la caja de zapatos con las fotografías de nuestros seres queridos? y ¿por qué nos incomoda tanto que nos hagan un retrato? La voluntad de documentar la vida familiar, de conservar los recuerdos más felices, y la necesidad de controlar la imagen que queremos dar de nosotros mismos se anuncian de manera radicalmente crítica en esta retrospectiva, sin renunciar a la vitalidad y abrazar la muerte.
Desde el inicio de su actividad, en los años setenta, Jo Spence se tomó en serio la afirmación de que en el medio fotográfico se encuentra el potencial para lograr un modo de representación más democrático que no depende de que una persona se haya formado para ser una "clase" particular de fotógrafo dentro de unos códigos preestablecidos. Hay que aclarar que Spence no se consideraba fotógrafa, sino educadora (Brecht), productora cultural y, hasta su última batalla con la enfermedad, "francotiradora". Su propia vida, en forma de álbum familiar, fue su primera arma táctica. "Nunca habría podido comprender todas las implicaciones políticas de la tentativa de representar a otras personas si primero no hubiera comenzado a explicar cómo me había formado una visión de mí misma por medio de las representaciones que otras personas habían hecho de mí", dejó escrito. El método de la transferencia le permitiría poner en el diván las prácticas naturalistas de los fotógrafos de los años treinta y toda la iconografía documental que consideraba este medio la atalaya privilegiada para mostrar las "cosas como son en realidad". Para esta autora, la imagen fotográfica siempre es un espacio de conflicto sobre quién define lo cotidiano. El feminismo y el psicoanálisis le sirvieron para reformular las categorías del álbum familiar desde un análisis cultural de clase.
Jo Spence intentó demostrar que detrás de la imagen perfecta existe una operación de estructuración de la memoria, que en el corazón de la selección de momentos idealizados para contar la historia colectiva yacen los mismos mecanismos del olvido: son las situaciones en que la familia está reunida y sus miembros marcan sus ritos de paso en forma de bodas, cumpleaños o vacaciones.
¿Qué se omite en el álbum familiar? ¿Dónde quedan los momentos de conflicto, de enfermedad y de muerte? La "ideología" que subyace en la fotografía popular -la "estética dominada" de Pierre Bourdieu- significaba para Spence todas esas imágenes claramente codificadas que no tenían un significado propio, porque eran "signos de algo que no eran", inscritos en un "sistema" para "ver". Todo el trabajo de Spence es el de la contrafotógrafa de lo cotidiano que intenta pasmar, perturbar e invertir la estética festiva del álbum, deconstruir las condiciones en las que se produce el conocimiento del "yo".
El recorrido (por las dos salas
más ocultas) de la primera planta del Macba se abre con sus primeras series fotográficas que realizó siendo componente del grupo Photography Workshop, como el trabajo que le hizo reorientar su carrera de fotógrafa profesional especializada en retratos de estudio y de actores hacia otras prácticas donde poder explorar la manera en que se construyen las imágenes infantiles (Children Photographed) o sus investigaciones sobre las formas del trabajo invisible de las mujeres y las clases más desfavorecidas. Beyond the family album (19781979) se centra en aquellos "silencios" que nunca se muestran en los archivos familiares: los divorcios, las enfermedades, los abusos. Remodelling Photo History (1982) -en colaboración con Terry Dennett-, una de sus piezas más idiosincráticas e impresionantes, es una suerte de fototeatro a caballo entre la clásica fotografía policial, la naturaleza muerta y la fotografía de modas, y está basada en la tradición de la fotografía obrera.
No menos impactante es The picture of Health?, una serie que comenzó en 1982, año en que se le diagnosticó un cáncer de mama, y que le sirvió para cambiar el rumbo de su actividad hacia cuestiones sobre la representación de la salud en relación al género y la clase. "Era una forma de convertir mi enfermedad en algo útil -explicaba un año antes de morir-. Durante mi recuperación empecé a usar la cámara para explorar vínculos entre mi identidad, el cuerpo, la historia, la memoria y yo. Antes nunca había habitado la historia, y estaba comenzando a habitar mi propia historia y las partes ocultas de mi yo". A través de la representación de su propio cuerpo enfermo, mediante tretas y subterfugios para introducir el material fotográfico en las salas y quirófanos del hospital, Spence y su colaboradora Rosy Martin demostraron lo poderosas que son las fronteras institucionales cuando se trata de indicar lo que se considera permisible como cotidiano y lo que no. Al producir las imágenes que faltaban sacándolas del dolor de su propia experiencia, Spence resitúa la voz del sujeto fotográfico, dándole un cierto grado de control sobre su propia imagen.
Con la fototerapia, Spence buscaba representar los miedos, traumas y deseos, algo que hasta entonces había permanecido oculto bajo el panteón de la alta cultura y el museo. Era una manera de redefinir el otro "álbum familiar" que llevaba en la cabeza, como un dragado psíquico, que además le ayudó a resolver una problemática relación con su madre y a sacar a la luz sus conflictos internos de clase. Mother as a War worker, Narratives of Dis-ease y Scenes of the crime construyen imágenes que mezclan la ternura con lo grotesco, y predicen la popularización de toda esa fotografía narcisista de lo abyecto institucionalizada hoy en museos y colecciones. Por fortuna para Spence, su obra ya se había parado en seco.
Jo Spence. Más allá de la imagen perfecta. Fotografía, subjetividad, antagonismo. Macba. Plaça dels Àngels, s/n. Barcelona. Comisarios: Jorge Ribalta y Terry Dennett. Hasta el 15 de enero de 2006.
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