El hombre objeto
He oído que algunos dirigentes del PSOE están que trinan con TVE: les parece imparcial en exceso. Yo, televidente no-militante aunque a veces votante socialista, me encuentro en este asunto muy dividido: aplaudo con una mano el espíritu de objetividad -nunca antes visto- que la cadenas públicas imponen en sus informativos y, con la otra, me rasco la sien pensando en que un programa tan interesante siempre como 59 segundos paga los lunes con mi dinero a colaboradores de extrema derecha que tienen, todos, sus propios cauces de expresión. Esto es la cara B de la democracia, y no hay más remedio que oírla.
Pero, ¿a cuánto obliga la imparcialidad? El lunes se escenificó este dilema. Una misma noticia, las declaraciones de Condoleezza Rice aconsejando a la Vieja Europa ser menos curiosa con los vuelos y cárceles secretas y más agradecida con la CIA, parecía distinta según en qué cadena la veías. Gabilondo (Noticias Cuatro) daba un largo extracto en v. o. subtitulada de las palabras de la secretaria de Estado y le sacaba filo a la información: "Condoleezza nos riñe", era su arranque. Unos minutos más tarde, el impasible Telediario de Lorenzo Milá se limitaba a reproducir las palabras de Rice, sin punta alguna. ¿Quién tiene más verdad? A veces la discriminación negativa resulta francamente positiva. Saludable.
En la madrugada del martes, Artur Mas defendía en 59 segundos la causa del Estatut con más seny que Pasqual Maragall, quien a menudo va de geni. Mas mostró objetividad con todo el mundo, pero le llovían preguntas sobre Carod Rovira, nuestro gran hombre objeto de sospecha, de escarnio, de odio. Invisible esa noche y al día siguiente en la fiesta de la Constitución, el líder de ERC consiguió que los informativos del martes le hiciesen también objeto de atención. Hablando de objetos invisibles muy identificados. Ricardo Castella (Noche Hache) sugirió que cuando los manifestantes del sábado en Madrid vitoreaban el nombre de Federico no era por Jiménez Losantos sino por Trillo. Seamos objetivos con el PP: entre federicos anda el juego.
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