ETA redobla la presión contra los empresarios con bombas y cartas
La organización terrorista ETA ha redoblado su campaña de extorsión a los empresarios vascos y navarros combinando nuevas cartas que exigen el denominado impuesto revolucionario con una oleada de atentados a empresas que supuestamente se han negado a ceder al chantaje. En esta doble estrategia, un comando hizo estallar a las 0.30 de ayer una bomba en la planta de la empresa de transportes Azkar en Lazkao (Guipúzcoa). La consejería vasca de Interior atribuyó el atentado a ETA.
El Gobierno vasco condenó en un comunicado los últimos atentados contra empresas e indicó que es "incomprensible que un día se manifieste una voluntad de alcanzar la paz" y "al día siguiente se coloquen bombas y se recurra nuevamente a la violencia, al chantaje y a la extorsión". Sólo en noviembre ETA ha colocado seis bombas contra empresas. La de ayer estaba compuesta por dos kilos de explosivo, una mezcla de cloratita y amosal como las últimas bombas etarras para extorsionar a los empresarios. En esta ocasión, la carga fue algo superior, presumiblemente porque en los últimos atentados alguno de los artefactos se confundió con una explosión de gas, como sucedió con el medio kilo de explosivo en una bodega riojana el pasado 12 de noviembre. Con todo, la bomba de ayer ocasionó escasos desperfectos.
Azkar, empresa puntera del transporte en España, ya fue atacada por ETA el 6 de julio de 2003. Los terroristas pusieron una bomba bajo un camión en un polígono industrial en Bedia (Vizcaya).
La patronal vasca, que recientemente por boca del presidente de Confebask, Miguel Lazpiur, denunció que el chantaje de ETA sobre los empresarios "no ha cedido nunca", censuró el atentado. La patronal guipuzcoana pidió a ETA que explique si ésta es su "manera de contribuir a los anhelos y expectativas de paz".
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