Ni riesgo ni peligro

¿Cómo acabar un informativo? Matías Prats (Antena 3) suele recurrir al chiste, pero, el lunes, Lorenzo Milá (TVE) le superó. Para introducir un reportaje dedicado a un festival de magos, se entrevistó a sí mismo. En pantalla, Milá le preguntó a su clon: "¿Tú crees en los fenómenos inexplicables?". ¿Innovación o chorrada? Era la noche de la cumbre de Barcelona, un día propenso a los juegos de manos. En otro Telediario, David Cantero ilustró el estreno de King Kong con efectos especiales en el plató. ¿Es una pandemia? Otro fenómeno inexplicable: Aquí hay tomate (Tele 5) se mete con el novio de Carmen Martínez Bordiú. La historia regurgita; quiere hacernos olvidar que la transición fue un ejercicio de miedos simétricos en el que los totalitaristas de izquierdas y de derechas descubrieron el encanto de una democracia que algunos abrazaron más por instinto de supervivencia que por convicción.

Pepe Navarro ha vuelto. Condenado por sus pecados en televisiones privadas, recala en una pública (TVE) y reafirma su estilo: sin monólogo humorístico ni noticias comentadas. En lugar de ideas nuevas, excita la nostalgia endogámica de sus viejas criaturas (Rambo, Crispín, Pepelu), a las que invitó. Navarro sigue moviéndose por el plató con esa mezcla de despiste, chulería y pasotismo, manoseando su guión y controlando un mecanismo elaborado pero inconexo. Con la entrevista a Joaquín Cortés quedó claro que Ruffus & Navarro Unplugged es un remix de grandes éxitos con, por ahora, menos mugre (insisto: por ahora). Navarro se divierte con sus amigos, se pone serio con sus reporteras (que reinciden en clásicos del sensacionalismo: tamaño del pene, freakismo encubierto), hace alardes tecnológicos o se pierde en ráfagas histórico-documentales (más Franco). Su sentido del humor, sin embargo, sigue siendo extraño, casi inaccesible. ¿Lo más gratificante? La actuación de los músicos de Joaquín Cortés, una tregua melódica y rítmica que resumía mejor que cualquier cumbre las esperanzas del Mediterráneo.