Serio, muy serio
Guillermo McGill a los parches: un respeto. Que el uruguayo es músico serio y circunspecto, además de muy leído. Un raro espécimen de músico pensante, y un líder con las ideas muy claras que no gusta de los gestos cara a la galería. Sus alineaciones las diseña sin atenerse a razones distintas a las estrictamente musicales. Si, luego, hay quien no le da la gana entender que Bernardo Sassetti es un pianista de jazz como la copa de un pino, allá él.
El caso es que vino el susodicho al Centro de la Villa para presentar su disco Oración; ya era hora. Es éste un disco singular por estar dedicado a quien está dedicado -los teólogos de la Liberación- y por las fechas en que fue grabado, coincidiendo con los atentados de marzo de 2004. También por los músicos que en el mismo intervinieron, una especie de multinacional del jazz, cada músico de una nacionalidad distinta, y con Dave Liebman, antiguo escudero de Miles Davis y hoy rendido admirador de cuanto escribe e interpreta McGill, como invitado especial. Los mismos volvieron a verse las caras el domingo para interpretar unas piezas que ninguno de ellos había tocado desde el día de su grabación. Si pudo darse alguna mínima falta de sincronización, se perdió en la solemnidad de una música marcada por los días en que fue concebida y por el recuerdo de aquellos a quienes está dedicada.
Guillermo McGill Cuarteto
Guillermo McGill, batería; Julian Argüelles, saxo tenor; Bernardo Sassetti, piano, Tjitze Vogel, contrabajo; Dave Liebman, saxo soprano y flauta. 27 de noviembre. Centro Cultural de la Villa, Madrid.
Extraña jornada la del martes cargada de emociones contenidas, de dramatismo soterrado; también de buen jazz, como no podía ser menos tratándose de McGill y compañía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.