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ANTOLOGÍA DE BABEL | POESÍA

La rosa montaraz

A Carlos Marzal

De los aceites,

cuál,

sino ese claro

que brota en la palabra

bien prensada,

que escurre,

cuando gusta,

doradora,

la gota,

la primera,

y es entonces

un ebrio resbalar siempre hacia arriba,

dispuestos a ceder,

y en la obediencia

suave, femenina,

de dejarnos llevar luego hacia dentro

donde giran las raras

luces raras,

y una hermética flor

que huele más.

Qué aventura

mejor

que este soltarnos

con el aceite fino

del idioma

en busca de esa flor,

la misma y sola,

la de ayer,

que no hay otra

y es de todos, y aquí

el uno ya le toma

el pétalo más tierno,

y otro da

con el redondo aroma,

y un tercero

como al descuido coge

su entera envergadura,

y la flor

todavía

-qué mejor aventura-

toda está para aquel que llega luego,

completa y renovada,

y ese viene y le roba

la corola también y no se acaba

en el darse,

y se da,

para ti

y para mí,

la recóndita flor,

la en alto toda.

La nunca averiguada,

esa es la nuestra,

la de las aspas duras,

la llena

de peligros

-qué mejor aventura-,

la del colmo y la rueda,

la que sabe librarnos,

la rosa montaraz,

la exhaladora.

Yo la quise traer,

sólo el viento la lleva.

Vicente Gallego (Valencia, 1963) es autor del poemario Santa deriva (Visor. Premio Loewe 2001 y Premio de la Crítica 2002). 'La rosa montaraz' forma parte del libro Cantar de ciego (Visor), de inminente publicación.

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