Otra rebelión en el Valencia
Quique, con problemas en el vestuario, castiga a Rufete con dos partidos sin ser convocado
La presión de dirigir al Valencia es tremenda, como ha podido comprobar Quique Sánchez Flores. No sólo la que pueda llegar de fuera, sino sobre todo la que está emanando desde el vestuario. Son ya un puñado los conatos de rebelión que ha afrontado el técnico, de 40 años, y que llegó a Mestalla con la liviana experiencia de haber entrenado al Getafe y al Real Madrid juvenil. El último se produjo el domingo en Cádiz. En el descanso, Quique decidió que Angulo sustituiría como interior derecho a Rufete, que se tomó muy mal el cambio y dio un portazo en el vestuario. Según el periódico Superdeporte, el técnico, descontento con el trabajo de Rufete, se le encaró y le reprochó su falta de compromiso con el grupo. Quique se reunió el lunes con el presidente, Juan Soler, y acordaron excluir de las dos siguientes convocatorias al interior derecho, castigo que éste dijo ayer aceptar de buen grado.
Pero Rufete no es un caso aislado. Kluivert se quejó en público de que el entrenador sólo le hubiese dado los últimos tres minutos ante el Villarreal. A lo que el entorno del técnico replicó que el holandés había dilatado su entrada al campo seis minutos mientras se quitaba y se ponía el uniforme pertinente. Semanas antes, Mista le reprochó al preparador que éste hubiese señalado con el dedo a Marchena y a Caneira por los fallos defensivos ante el Sevilla, dejándolos fuera de la siguiente convocatoria.
Una plantilla amplia
Los casos se suceden y hay un problema de fondo. El Valencia cuenta con una plantilla amplia, de unos 25 futbolistas, internacionales la mayoría y no precisamente en edad juvenil, que sólo disputan, hasta que entre en acción la Copa del Rey, una competición. Quique, además, le ha dado muchas vueltas al equipo titular, sin fiarse demasiado de ningún once. Sin embargo, hay un pequeño grupo al que sí considera casi intocable, que es la base que consiguió el doble título de Liga con Rafa Benítez: Cañizares, Ayala, Albelda, Baraja y Vicente. Salvo Villa y últimamente Miguel, los nuevos fichajes apenas cuentan para el entrenador, lo que revela la mala conexión entre el técnico y el director deportivo, Javier Subirats. El resultado es la larga cola de jugadores descontentos que se quejan de que participan poco. Y que amenazan con marcharse en la apertura del mercado invernal. Regueiro, Hugo Viana, Caneira, De los Santos y Di Vaio ya han manifestado su deseo de abandonar el club de seguir así.
Unos y otros se atreven a protestar porque el equipo no está funcionando como se esperaba. Pese al triunfo el domingo ante el Cádiz (0-1), la imagen resultó muy pobre. Después de ganarle al Madrid en el Bernabéu, en lo que se interpretó como el anuncio de su candidatura al título, el Valencia ha vuelto a parecerse demasiado al del pasado curso. Para rematarlo, saltó la semana pasada un futbolista legendario, Pep Claramunt, ahora en la escuela del club, y cargó contra Subirats, al que acusó de nepotismo, y contra Quique, de quien dijo que estaba verde para dirigir al equipo.
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