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Muchachito Bombo Infierno ofrece un recital sin tregua en el Festival Womad

Al grito de "Comió gofio, comió gofio", Muchachito Bombo Infierno, la banda de Santa Coloma de Gramanet, convirtió el parque de Santa Catalina la madrugada del domingo en un barrio periférico de París o Toulouse. Muchachito Bombo Infierno hizo honor a su nombre; el día después de cumplir dos años como banda desembarcó su arsenal de rumboxing en el Womad de Las Palmas y no ofreció tregua durante su primera media hora de actuación. Acabó a las tres de la mañana con una versión de Dos gardenias, después de mantener un fluido diálogo con el público lleno de guiños. Al empezar: "Vamos a ver cómo sale esto porque llevamos 28 horas sin dormir", antes de que su cuarteto de viento reventara el escenario, con una percusión demoledora y unos riffs de guitarra imposibles. Si ése era su concepto del cansancio, sólo cabe concluir que, efectivamente, al llegar a la isla, la organización le dio de comer gofio (la harina de cereales tostados que durante siglos alimentó a los guanches, los primeros pobladores de Canarias).

"Ahora vamos con unas lentas", anunció el líder del grupo, Jairo Perera, lo que evidentemente incumplió una vez más. "Ahora vamos con un nuevo estilo musical: el requesón", dijo parodiando el nombre de uno de los ritmos que más pegada han tenido en las islas en los últimos tiempos. Pero no hubo descanso durante las dos primeras horas de la madrugada del domingo, hasta reconocer finalmente ante la masa entusiasmada: "Nos vamos a quedar aquí hasta que nos echen". Más de 150.000 residentes y turistas se volcaron con los 35 artistas de esta undécima edición durante estos últimos tres días.

Punto final

Otros momentos estelares los aportaron la pareja de invidentes malienses Amadou&Mariam, cuyo último trabajo ha producido Manu Chao, respaldados por una banda compacta, contundente, que coqueteó con los Blues Brothers, los Pet Shot Boys, los Specials, el rockabilly y los sonidos del sub-Sáhara profundo.

La extraña pareja pasará al paseo de la fama de la historia del festival, junto a Salif Keita, los Waterboys de hace dos años, Khaled o Van Morrison. En honor a la verdad, la hoguera que prendió Muchachito la había apilado la noche anterior el cantautor canario Arístides Moreno, en una de las mejores actuaciones de su buen año. The Wailers ponían anoche el punto final a esta edición, sobre las cenizas del tornado Muchachito.

La amplia oferta del festival organizado por el Gobierno de Canarias permitió acercarse al corazón de la ciudad a familias enteras, que se distribuyeron entre talleres infantiles, puestos de artesanos, actuaciones de cabaré y los dos grandes escenarios que cumplieron el horario previsto con una puntualidad británica.

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