El mayor reto "en 30 años"
Luis Aragonés, consciente de lo que se juega, esconde sus cartas y reconoce que, si no gana, su selección no merece ser mundialista
El historiador Américo Castro dijo que, desde el conde Fernán González, los españoles prefieren no captar el mundo mediante "conocimiento racional", sino que lo "desean" en "afán volitivo". ¿Por qué va a clasificarse España para el Mundial? Esa pregunta disparó en el seleccionador, Luis Aragonés, una respuesta impulsiva y milenaria que da la razón a Castro. "Considero que vamos a ganar", dijo; "vamos a pasar. Ése es mi convencimiento. Y, si no, si sale con barba, san Antón. Y, si no, la Purísima Concepción".
Interrogado en la última conferencia de prensa antes de afrontar el doble duelo contra Eslovaquia, Luis admitió encontrarse ante el desafío más importante de una carrera "de 30 años". Pero no se detuvo en el análisis cuando le preguntan por los motivos que han llevado a España a la repesca ni reveló teorías para explicar la pobreza goleadora de una selección que sólo ha marcado un tanto a cada uno de sus tres últimos visitantes. Un gol a Bosnia, un gol a Lituania y un gol a Serbia. El técnico dijo que le basta con acertar "el 50% de las ocasiones". Y que tiene fe en el éxito. "Fe", apuntó, "porque me toca estar convencido". "Si España no puede ganarle a Eslovaquia, no merece estar en el Mundial", sentenció; "si no pasamos esta eliminatoria, no lo merecemos".
Tras el fracaso en la Eurocopa, el técnico aún lucha por avivar el fuego en sus jugadores
La Eurocopa de Portugal reservó para la selección un desenlace destructivo. Sin hombres que acaudillaran desde el vestuario, sin líderes convincentes en el banquillo, los jugadores se desperdigaron. Las consecuencias de la eliminación no fueron espectaculares, pero instalaron en el equipo una sensación de irrelevancia que para una estrella del espectáculo resulta devastadora. Un año después, Luis todavía lucha por avivar el fuego en sus jugadores. Para el técnico, se hizo descorazonador ver actitudes de indiferencia. Durante las comidas y las cenas, por ejemplo. Hasta hace poco prevalecía la tendencia al particularismo. Los del Valencia se sentaban en una mesa. Los andaluces, en otra. Los del Barça, en la siguiente. Los del Madrid, igual. De forma espontánea. La mayoría se acomodó en su entorno más familiar.
Según los jugadores, la victoria sobre Bélgica ayudó a curar algunas heridas y ahora el vestuario se encuentra más dispuesto a los desafíos. Salgado es uno de esos hombres que dotan de carácter al equipo. "Para nosotros, estar en el Mundial es una obligación", dice; "para Eslovaquia, es la oportunidad de su vida. Tenemos que salir fuertes para intentar marcarles un gol. Pero debemos jugar con mucha cabeza porque son un equipo muy fuerte y muy aguerrido y nos pueden hacer daño. No tenemos que permitir que nos metan los goles que nos han hecho últimamente. Nos han machacado cuando más volcados estábamos. Cuando nos habíamos descuidado y dejado espacios atrás, ahí es cuando nos han marcado".
Luis no quiso confirmar ninguno de los dos esquemas que ha probado: el que favorece a los extremos, con Luis García y Reyes por las bandas, y el que da más consistencia al medio campo, con Albelda, Xavi y Alonso en la zona de volantes. "Se han trabajado dos cosas que yo quería. Para verlas y tal", dijo ayer hablando de sí mismo, como suele hacer, en tercera persona, "pero no es cuestión de usar un equipo aquí, en España, y otro en Bratislava. El seleccionador ve cosas, mira cosas... Y lo que más le convence es lo que va a hacer".
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