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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Obreros atrapados

La obra de Liam Gillick en La Casa Encendida puede resultar decepcionante. O no. Todo depende de si podemos dejar de calificarla como un acto fallido y pasamos a considerarla una intervención espacial que evoca y problematiza asuntos que conciernen radicalmente al estado actual de Europa. Y a su futuro, si es que Europa no se americaniza definitivamente. El veredicto en contra de "acto fallido" puede resultar perfectamente de la comparación entre el cierto desmayo formal y hasta constructivo de las dos partes de esta instalación y la insólita claridad de las arquitecturas efímeras que Gillick ha sabido construir en las ciudades y los lugares donde antes le han llamado, incluida Madrid, donde es la segunda vez que comparece. O la tercera, si contamos su intervención en una plaza de Alcobendas el año pasado. Gillick es un extraordinario diseñador que sabe poner con enorme eficacia en escena sus proyectos, apelando con solvencia al repertorio de fórmulas y refinamientos de la estética llamada minimalista que los arquitectos de aquí y de fuera han convertido en el emblema fatal de nuestra habitación en la tierra. Pero es justamente esa fascinante potencia inhumana de las formas la que echo de menos en esta instalación suya de La Casa Encendida y cuya falta sólo podría redimir la capacidad de la misma de incitar al espectador a ocuparse realmente de la historia que movió a su autor a diseñarla y a componerla. La historia de una fábrica de coches que se cerró en un país nórdico y de los obreros condenados al paro que siguieron frecuentándola durante una cierta etapa para intentar encontrar entre todos una salida a una situación verdaderamente límite. Los obreros creyeron encontrar alternativas a ese sometimiento en formas de organización del trabajo más flexibles. E inclusive llegaron a fantasear con la restauración del ideal bauhasiano de un modelo de coche que fuera expresión directa de la ética weberiana de la responsabilidad, compartida por empresarios, directivos y trabajadores. Y, por extensión, por el resto del espectro social. El experimento de micropolítica concluyó en el fracaso, con los obreros atrapados en la lógica de un capitalismo salvaje.

LIAM GILLICK

'Un texto corto sobre la posibilidad de crear una economía de la equivalencia'

La Casa Encendida. Madrid

Hasta el 5 de enero de 2006

La historia la cuenta el propio Gillick en un impreso de gran formato que distribuye gratuitamente, y de que se produzca o no por parte del espectador la reflexión sobre la misma depende si esta obra suya cumple el propósito de convertirse en un lugar donde, aparte de tomarse un café o una cerveza en compañía, pueda pensarse en asuntos que en definitiva a todos nos conciernen.

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