"Lo peor son los regatistas de barra de bar"
Hasta cinco veces ha atravesado el mítico Cabo de Hornos Guillermo Altadill, de 42 años, que la primera vez se puso un pendiente, como marca la tradición, pero después ya paró pues no era cuestión de agujerearse la oreja. Figura cotizada de la Vuelta al Mundo, Altadill fue fichado primero por el Brasil I y después, tras romperse la pierna, por el Ericsson sueco, que el sábado ganó la primera regata costera en Sanxenxo. Una exhibición puntuable antes del verdadero espectáculo: la primera etapa larga parte el sábado de Vigo en dirección a Ciudad del Cabo, en Suráfrica.
Pregunta. ¿Es un mercenario?
Respuesta. Sí, no me da vergüenza reconocerlo, voy con el equipo que mejor me paga. Cada vez soy más duro negociando.
"Me gustan las etapas de la Antártida: icebergs, frío..., la tripulación depende de sí misma"
"Soy un mercenario, no me avergüenza admitirlo, voy con el equipo que mejor me paga"
P. ¿El sueldo medio de un regatista de la Vuelta al Mundo es de unos 6.000 euros mensuales?
R. Por ese dinero yo no lo haría. En el mundo, habrá unos 10 tíos con las mismas vueltas que yo. He ganado una [en 2001, The Race, carrera sin límites, sin escalas y con el barco que uno elija], he sido segundo en otra [la Volvo de 2000-01 con el equipo de ahora], y he sido tercero en otra [el Galicia Pescanova, en 1993].
P. Ya lleva años en esto.
R. Es que esto no lo ha empezado Telefónica [patrocinador del equipo español Movistar] como parece. Hace 18 años que navegamos en regatas oceánicas Javier Gándara, Roberto Bermúdez, Tomás Gallard, Joaquín Coello... En 1990 ya batimos el récord del mundo de velocidad, con Javier Gándara, con 405 millas.
P. ¿Cómo es que compite para un equipo extranjero?
R. Me llamaron los brasileños, me rompí la pierna en marzo y rescindimos el contrato. Entonces recibí una llamada de Neal McDonald, capitán del Ericsson, y me propuso ser caña y jefe de guardia del equipo. Me contrataron lesionado y firmé para los brasileños un contrato de confidencialidad: no puedo desvelar ninguna información sobre su barco.
P. ¿Cómo es el Ericsson?
R. En un 50% somos los que estuvimos en la pasada Vuelta al Mundo, reforzados con John Kostecky, que ganó la pasada Volvo. El barco es diseñado por Bruce Farr, como el español o el brasileño. Tenemos el bulbo más pesado de la flota, lo que nos da mucha estabilidad. Las velas son de máxima medida y nuestra tripulación es la más experimentada: entre cuatro sumamos 18 Vueltas al Mundo. Más que el más rápido, ganará el barco que tenga menos roturas.
P. ¿Lleva el riesgo en los genes?
R. Más que el riesgo, la competición. Me gano mejor la vida con las vueltas, pero también me atrae la Copa del América.
P. ¿Hay que ser muy duro?
R. No, hay que estar acostumbrado.
P. ¿A qué no se acostumbra?
R. A dormir poco y mal. Cuatro horas al día, pero interrumpidas. Les dije a los diseñadores que hicieran unas literas más amplias y las nuestras son las más anchas. No hay colchón, es una red de nylon. Por contra, la taza del wáter es carísima, de fibra de carbono: tiene huevos.
P. ¿La comida?
R. El cuerpo al final te pasa factura, sobre todo en las vueltas sin escalas. Salen problemas de riñón porque es una comida que absorbe mucha agua del cuerpo.
P. ¿Por qué no usa protección solar?
R. Los ingleses, que son de piel roja, están echándosela todo el día, pero a mí se me olvida. Tendré que empezar a preocuparme. Busco sponsor.
P. ¿La humedad?
R. En el cuerpo te deja infecciones y granos. Secuelas físicas.
P. Entonces, ¿por qué lo hace?
R. Porque gano mucho dinero y porque me gusta mucho.
P. ¿Sus etapas preferidas?
R. Las que vas rodeando la Antártida. La segunda, la tercera y la cuarta. Zonas más inhóspitas: icebergs, borrascosas, poca visibilidad, frío, la tripulación depende de ella misma, no pueden irte a buscar porque los helicópteros no pueden cubrir 1.500 millas. Depende de ti y de tus competidores. La etapa que más me gusta es la segunda [Ciudad del Cabo-Melbourne], porque encuentras condiciones más duras y cuenta más la experiencia. Es para lo que se concibió esta regata, no para regatas costeras.
P. ¿Qué le parecen?
R. Son un reclamo para el público de ningún interés deportivo. Es como hacer 100 metros y después un maratón. Es un cirquillo que lo podrían haber hecho igual, pero sin puntos. Y, sin embargo, puntúan el 22%.
P. ¿Qué le parece que hayan reducido el número de tripulantes de 12 a 10?
R. Que era mejor con 12 porque las velas son más grandes, y con 10 vamos muy juntos. Creían que abaratarían costes, pero ha sido al revés porque ahora hay más gente en los equipos, aunque se queden en tierra.
P. ¿Qué hace en el barco?
R. Soy uno de los dos jefes de guardia. Mientras uno duerme, el otro lleva el barco porque el skipper o patrón a veces no está.
P. ¿Por qué hay tantos anglicismos en la vela?
R. Porque la navegación deportiva la inventaron los ingleses, que organizan regatas desde hace 200 años. Nosotros, desde hace 60. Pasa igual en el golf: dicen caddie y no mozo de los palos.
P. ¿Por qué es tan mítico el Cabo de Hornos?
R. Es donde se unen el Pacífico y el Atlántico. Hay muchas borrascas, olas, es el Everest de la vela. La Vuelta al Mundo es, en realidad, las veces que has pasado por allí, yo en cinco ocasiones porque en la que iba a ser la sexta tuvimos problemas.
P. ¿El mejor regatista?
R. Luis Doreste, tanto nacional como internacionalmente.
P. ¿Mejor que Paul Cayard o John Kostecki?
R. Para mí, sí, sin desmerecer a los demás. Lo que pasa es que Doreste no ha sabido venderse.
P. ¿Le gusta escribir?
R. Sí. Para escribir hay que tener mucha imaginación o haberlo vivido. Yo soy el segundo caso. Los que escriben desde una habitación tienen mucho más mérito. En los tres meses que he tenido la pata rota, he escrito un libro: Aventureros del mar, mitad historias mías y mitad de los pioneros. Yo trabajo en el mar y descanso en tierra, al contrario de mucha gente. Tengo tres hijos, uno de 13, una de 10 y otro de 9, y todos navegan con optimist.
P. ¿Lo peor de su profesión?
R. Los regatistas de barra de bar. Los que no respetan a los demás diciendo que dan Vueltas al Mundo sin darlas.
P. Usted se basó en Winston Churchill para seguir su máxima: 'Nunca hay que rendirse', pero hay otra frase atribuida a Napoleón que dice: 'Una retirada a tiempo es una victoria'.
R. En las guerras sí, pero en la competición no hay que retirarse nunca. Los problemas físicos se superan. Cuando crees que estás muy jodido, te queda un montón todavía. Y cuando puedes decir que no puedes más, pues aún puedes.
P. ¿Aguanta mucho el dolor?
R. Pensaba que sí antes de ir al fisioterapeuta para curarme esta pierna. No aguanto nada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.